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INDUSTRIAS DE ALIMENTOS - NUTRICION

LA CULTURA DEL TÉ

 
Mucho más que una infusión que se toma caliente, el té es cultura, historia, filosofía, tradición y costumbre. Tomar una buena taza de esta bebida nos relaja, y estimula todos nuestros sentidos.

TEXTOS. SOLEDAD GARNERO - EL LITORAL.COM

“....El sabor del té posee un encanto sutil que lo hace irresistible y muy particularmente susceptible a la idealización. El té no tiene la arrogancia del vino, el individualismo conciente del café ni la inocencia sonriente del cacao...”

Okakura Kakuzo.

La palabra castellana “té” proviene del término “t’e” (pronunciado “tai”) perteneciente al dialecto chino amoy.

La palabra pasó a Europa como resultado de los primeros contactos entre los comerciantes holandeses y los barcos chinos del puerto de Amoy, en la provincia china de Fujian. Dichos comerciantes adoptaron la palabra en la forma holandesa “thee”, que los alemanes transformaron en “tee”, los españoles en “té”, los italianos en “tè”, los daneses, noruegos y suecos en “te” (igual que los malayos), los húngaros e ingleses en “tea”, los franceses en “thé”, los finlandeses en “tee”y los lituanos en “teja”. Fuera de Europa, la palabra tampoco perdió su raíz original, convirtiéndose en “ta” en coreano, “tey” en tamil y “thay” en cingalés. El lenguaje científico mantuvo el término “thea”.

Pero también el chino mandarín tenía un término parecido para denominar a esta planta, que era “c’a”. Este derivó a “ch’a” en cantonés y pasó como “cha” al portugués (ya que Portugal comerciaba en Macao, de habla cantonesa), al persa, al japonés y al hindi; y evolucionó a “shai” en árabe, “ja” en tibetano, “chay” en turco y “chai” en ruso. Del portugués se tomó la forma castellana “cha”, empleada en el siglo XVII y en la Nueva España.

BREVE RESEÑA

En China se bebe té desde tiempos inmemoriales. Hay registros que datan del siglo X antes de Cristo, pero que mencionan que dieciocho siglos antes había chinos que vertían agua recién hervida sobre hojas secas de té y luego se la tomaban entre manifestaciones de gusto y de tibieza.

A principios del siglo IX, se dice que llega a Japón a través de los monjes budistas, quienes pasaron de contrabando por la frontera hojas escondidas bajo sus túnicas. Los monjes lo utilizaban como estimulante para estar alertas en sus horas de meditación, ya que para ellos tomar el té era una ceremonia ligada al espíritu.

Esta infusión llegó a Europa mucho después, a través de los holandeses y los portugueses, en el siglo XVII. En la década de 1650, Inglaterra se convirtió en la mayor potencia europea del té, gracias -en parte- a su especial relación con sus colonias en la India. Los ingleses exportaron su costumbre de beber té a Norteamérica.

LA PLANTA DEL TE

El té es un arbusto de la familia de las camelias (Camellia Sinensis) de hoja pequeña, resistente al frío. En estado silvestre puede alcanzar de diez a quince metros de altura pero la planta bajo cultivo es podada para limitar su porte, favoreciendo la generación de nuevos brotes y hojas, y facilitando la cosecha.

Aunque originario de los bosques montañosos situados en los límites de India y China, el té se produce hoy en los cinco continentes. Se cultiva con éxito desde el nivel del mar hasta los 2200 metros de altitud, obteniéndose producciones de alta calidad en las zonas de alturas superiores a los 1200 metros. La región tealera argentina comprende las provincias de Misiones y Corrientes.

TIPOS DE TÉ

Es un error considerar que los distintos tipos de té (blanco, verde, oolong y negro) provienen de plantas diferentes. En realidad, éstas son variedades de la misma planta que adquieren diversos colores, sabores y aromas debido a los distintos procesos a los que son sometidas las hojas de la Camellia Sinensis, en las distintas etapas de su elaboración.

Las hojas pueden presentarse enteras o partidas, fermentadas total o parcialmente, o sin ningún grado de fermentación.

Los distintos tés cambian su sabor y características por la región de donde provienen, por eso son conocidos por su denominación de origen.

- Té blanco: originario de China, se elabora con los capullos más pequeños y jóvenes de la planta que no estuvieron expuestos al sol. Cuando los brotes empiezan a despuntar, se recolecta a mano el retoño, recubierto de unos finos vellos de color blanco plateado. La cosecha se seca al sol; no se la somete a la acción del calor, ni al enrollado o prensado. Los brotes se conservan enteros confiriéndole al té un fino aroma floral. Las hebras tendrán un color verde con tonalidades blancas y plateadas y su licor será de un amarillo pálido.

- Té verde: se elabora aprovechando sólo las dos primeras hojas y el brote. Se somete un instante al calor de vapor para detener la oxidación, luego se enrolla y se seca al sol y/o a la sombra. Las hebras son verdes con un brillo apagado. Los mejores provienen de China (Dragonwell, Yunnan) y Japón (Gyokuro, Genmaicha, Matcha).

- Té oolong: significa “dragón negro”. Los brotes tiernos son secados al aire libre entre 30 y 60 minutos y luego se los deposita en una habitación cerrada durante unas horas. El tratamiento continúa con un secado a 70º durante algunos minutos. Al resecarse, el proceso de fermentación se detiene. Su elaboración, semifermentada, es una de las más difíciles y costosas. Se caracteriza por mantener un gran perfume y un gusto muy aromático en la taza. El principal productor de esta variedad es Taiwán.

- Té negro: las hebras están fermentadas entre un 80 y 100%. Luego de la recolección sus hojas se secan unas horas y luego pasan por un período de fermentación más prolongado, lo que le confiere su color dorado y su intenso sabor. Estas cualidades hacen de ésta la variedad más elegida y consumido en el mundo. Los más conocidos son Lapsang Souchong (China), Darjeeling (India) y Ceylón (Sry Lanka).

- Té Pu-Erh: (erróneamente conocido como té rojo) lleva el nombre de una pequeña ciudad de la provincia de Yunnan, China. Es famoso como té medicinal. Se prepara con la cosecha de verano, sometiéndolo a la acción del vapor y luego al tratamiento con hongos. Luego se envasa un tiempo prolongado, conservando así su color rojo y su sabor terroso.

PROPIEDADES

El té blanco es llamado también “de la longevidad” ya que es el antioxidante más potente que nos ofrece la naturaleza por su alto nivel de polifenoles.

El té verde es diurético, mejora la circulación, previene la diabetes y la presión alta. Tiene un alto contenido de flúor. Alivia los síntomas de la menopausia, previene la artritis, refuerza el sistema inmunitario, alivia cefaleas y elimina toxinas reduciendo la absorción de colesterol y triglicéridos. Es un aliado contra las enfermedades cardíacas, el envejecimiento celular y las enfermedades degenerativas. También es anticancerígeno.

El té negro ayuda a prevenir la osteoporosis, las caries y el cáncer de colon. Mantiene la mente despierta, alivia la fatiga, aumenta la irrigación cerebral y combate las cefaleas.

El Pu-Erh ayuda a combatir el sobrepeso, elimina el colesterol nocivo, los triglicéridos y el ácido úrico en la sangre; desintoxica y depura, ayudando a eliminar el alcohol almacenado en el organismo, combate depresiones ligeras.

En síntesis, el té es mucho mas que una infusión que se toma caliente. El té es cultura, historia, filosofía, tradición y costumbres. Por último recuerden que tomar una buena taza de té nos relaja y estimula todos los sentidos.

PUROS Y BLENDS

Un té puro es aquel que desarrolla sus características originales, auténticas de cada variedad de la Camellia Sinensis, sin agregado alguno. Un blend resulta de combinar diferentes variedades e ingredientes como especias, dulces, esencias, flores o frutos; aunque siempre las hojas de té son el insumo principal.

 
 

Los distintos tés cambian su sabor y características por la región de donde provienen. son conocidos por su denominación de origen.

 

Rooibos

El Rooibos (Aspalathus Linearis) es una planta de origen sudafricano cuyo nombre en idioma afrikáans significa “arbusto rojo”. Con las hojas de este arbusto se prepara una infusión que no contiene cafeína y es pobre en taninos, conocida como “té rojo” (aunque nada tiene que ver con la Camellia Sinensis). Las hojas del árbol se dejan oxidar al sol y se refiere popularmente a este proceso como una especie de fermentación. Esta técnica oxidativa es la que le proporciona a la planta el sabor y el color rojo característico. Existe igualmente una producción no fermentada (es decir, no oxidada) que se denomina “Rooibos verde” (pretendiendo hacer una denominación similar con el té verde); esta variedad se comercializa a un precio mayor que la variedad fermentada y posee un color amarillento.

El Rooibos tiene un efecto relajante y antiespasmódico. Es eficaz contra los cólicos y rejuvenece la piel. Posee un alto contenido de antioxidantes, de minerales (hierro, flúor, potasio, etc) y vitamina C. Es una infusión que puede ser consumida por niños (no posee cafeína).

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