EL CAFÉ EN EL PERÚ
Guillermo Westreicher H.
gwestreicher@diariogestion.com.pe
¿A cuánto asciende el consumo per cápita de caféen nuestro país?
Tenemos una historia accidentada. Hace cuarenta años era de 1kg por persona, pero por diversos factores cayó. En el 2002 estábamos en 250 gr per cápita. Ahora, por el esfuerzo de los productores, estamos en 700 gr per cápita, es decir, se ha triplicado el consumo en la última década.
¿En cuánto puede subir el consumo interno?
En los próximos diez años podemos llegar a 1.5 kg per cápita. Esto significa un fuerte movimiento en la industria, principalmente de cafés de calidad y peruanos. El mercado local puede ser un complemento para los ingresos de los productores. Estamos muy contentos por las fuertes inversiones en cafeterías y formación de baristas. Además, los hoteles cinco estrellas están valorando el café peruano.
Los hoteles preferían ofrecer café colombiano…
Y ahora los colombianos están consumiendo mucho café peruano, es más, está llegando a ser la tercera parte de su consumo. Es nuestro cuarto mercado de destino.
¿Cuál es el principal reto de los cafetaleros peruanos?
Nuestras áreas están ampliándose, pero requerimos atacar frontalmente el tema de la productividad, sino la caficultura peruana no es sostenible. Debemos desarrollar productos de acuerdo con la capacidad financiera de los productores. El 90% de la caficultura en nuestro país corresponde al minifundio. Su capacidad financiera es limitada. Deben rejuvenecerse los cafetales. Renovar una hectárea no requiere menos de 5 mil dólares.
¿Cómo facilitar el crédito a los caficultores?
Acceder a fondos no es fácil. La banca privada no financia proyectos de mediano y largo plazo en el café. Agrobanco es un proyecto que requiere mejorar su gestión y recursos. Finalmente, la banca internacional no tiene en su agenda el tema, y menos con la crisis. Entonces, debemos ser ingeniosos al buscar fuentes de financiamiento, y debe acompañarse con soporte técnico.
¿Faltan especialistas en café en nuestro país?
Esa es otra gran carencia, porque en nuestro país las universidades no forman gente especializada en café. Recién están comenzando a instalarse institutos, y en la JNC hemos asumido la responsabilidad de formar técnicos de mando medio que lleven la tarea de renovación de plantaciones y soporte técnico a grupos organizados que se conviertan en locomotoras de desarrollo. La asociatividad debe ser una alternativa.
¿A cuánto debería aumentar la productividad de nuestras plantaciones?
En los próximos diez años nuestra productividad podría llegar a 20 quintales por hectárea, equivalente a 900 o mil kg por hectárea. En los programas de la JNC llegaremos en cuatro años a 1,500 kg por hectárea. Eso es alentador, pero todos los países apuestan por el café menos Perú. Estamos fuera de la agenda del Estado.
¿Hay preocupación por la crisis? ¿Están buscando nuevos mercados?
En el café hay poco por descubrir la pregunta es: ¿Cómo nos posicionamos en el mercado internacional? Hay tres elementos claves: generar confianza en los importadores sobre la sostenibilidad y continuidad de un café de calidad, dirigirnos a mercados emergentes como Asia o los países nórdicos donde pagan mejor y no tenemos una presencia importante, y el desarrollo del mercado interno. El 10% o 15% de la producción debería quedarse en el país.
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