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INDUSTRIAS DE ALIMENTOS - NUTRICION

07 CAFÉ

NOTAS SOBRE LA HISTORIA DEL CAFÉ

El escritor Honoré Balzac en sus tiempos de estudiante tenía un dealer de  granos de café y Federico el Grande creó una escuadra policiaca especial para reprimir las casas de café. Así lo cuentan Bennett Alan Weinberg y Bonnie K. Bealer en El mundo de la cafeína (FCE), quienes hacen notar que el auge del café en Europa va de la mano con la Revolución Industrial, siendo la cafeína el analéptico indispensable a las vidas gobernadas por relojes. No en vano la generación de las flores reemplazó la cafeína por los eufóricos al momento de envejecer.

A principios del siglo XIX Goethe exhortó a Ferdinand Runge para determinar los constituyentes químicos de los granos de café. La idea de un poeta a un científico que poco antes había investigado la belladona, es una de las tantas historias en torno a la cafeína, la droga más popular de la historia recogidas por Bennett Alan Weinberg y Bonnie K. Bealer en  El mundo de la cafeína, un enciclopédico libro que no sólo recorre la historia del alcaloide, sino que además traza sus características culturales, revisa su composición química y los efectos sobre la salud de una sustancia tan popular que gran parte de sus usuarios ni siquiera aceptarían que se le etiquetara como droga.

Bennett Alan Weinberg es abogado de la Universidad de Nueva York y fue profesor agregado de Herencia cultural en la Universidad Temple de Tennessee. Bonnie K. Bealer es psicóloga, antropóloga y con estudios en Administración y Finanzas; hoy se dedica al diseño y el desarrollo de sistemas de administración financiera computarizados.

LAS CABRAS ETÍOPES

La leyenda del descubrimiento de las propiedades del café es protagonizada por un pastor en la antigua Etiopía que se dio cuenta que sus cabras tras comer los frutos de una hierba se ponían inquietas y corrían con gran vitalidad. Los árabes fueron los primeros devotos del café, convirtiendo su hábito en una institución: La casa de café, espacios desparramados en la antigua ArabiaAnatolia (hoy Turquía) y Moca (hoy Yemen).

Otra historia cuenta las semillas de café fueron llevadas desde África central a las montañas etíopes. Café viene del árabeqahwa y recién fue conocido en Europa  a fines de la Edad Media.

B. A. Weinberg y B. K. Bealer amplían su investigación a todas las plantas con cafeína. Así no sólo tenemos capítulos enteros consagrados a la oscura bebida de origen yemení, también los hay dedicados al , con toda su tradición en China y Japón; alchocolate, traído de los cielos por Quetzalcóatl para el disfrute de su pueblo; y el guaraná.

El cacao, base del chocolate, además de cafeína tiene teobromina, sustancia que provoca efectos parecidos a estar enamorado. Ya los Olmecas (1200 a. C. al 400 a. C) lo cosechaban en las fajas costeras de México.

Carlos Lineo llevó las primeras plantas de  a Europa en el siglo XVIII. Se cuenta que  para abastecer de té a Rusia bajo Catalina la Grande, caravanas de 6 mil cargas de camello traían el té desde China, alcanzando su tamaño máximo hacia 1860. “La última caravana de camellos que llevó té de Pekín a Rusia llegó en 1900”- cuentan los autores del libro. Ya en ese año una trayectoria que durante casi dos siglos demoraba 16 meses sería reemplazada por el ferrocarril transiberiano. Hoy Rusia es el mayor consumidor de té en Europa.

LA ADICCÍON DE BALZAC - Promovido por los mercaderes en Europa, el café también tuvo sus detractores: los productores y comerciantes de vinos. El papa  Clemente VIII (1535-1605) a petición de los mercaderes de la vid y clérigos conservadores que pedían que fuese prohibido para el área de influencia cristiana, accedió a probar la oscura bebida. El sabor y efecto le agradaron al punto que dijo que sería una lástima dejar su disfrute a los infieles y ‘bautizó’ la bebida como adecuada para el consumo cristiano.

También las tazas de café albergan historias de intrigas de palacio y espionaje. Solimán Aga, enviado por el sultán turco Mohamed IV en 1669 a la corte de Luis XIV, luego de ser ninguneado por el monarca, arrendó una casa palaciega en un distrito rico de París. A su mansión llegaban las mujeres de la aristocracia a probar un fuerte café servido por jóvenes esclavos nubios en tazas de porcelana. Seducidas por el ambiente de casa oriental y las dosis de cafeína sus lenguas eran compelidas a hablar, lo que dieron a Aga un completo panorama de las intrigas de la corte francesa.

El escritor Honoré Balzac en sus mozos tiempos de estudiante tenía un dealer que le providenciaba los granos de café prohibidos. Estimulado por la cafeína escribía sus novelas durante la noche. Uno de sus libros fue Traité des excitants modernes(Tratado de los estimulantes modernos), publicado en 1839.

Ya en nuestra época, la generación de las flores reemplazó la cafeína por los eufóricos al momento de envejecer, según cuentan los autores del libro. Las tazas de café fueron la droga de preferida en la senectud de la primera generación que se lo probó todo.

EL RELOJ Y LA CAFEÍNA

B. A. Weinberg y B. K. Bealer lanzan la tesis de que el auge de la cafeína en Europa está emparentada con la Revolución Industrial. Hasta el siglo XVIII a falta de agua potable en el viejo continente, la cerveza era la bebida más usada en el mundo occidental.

El desayuno se iniciaba con una sopa de cerveza. El historiador de las mentalidades, Wolfgang Schivelbusch, autor de Tastes of Paradise, comenta que en una familia promedio inglesa en el siglo XVII se consumían 3 litros diarios de cerveza por persona, incluyendo los niños. Preparar la cerveza era una de las tareas habituales de los dueños de casa.

Los autores dan cuenta de un cambio en relación con el alcohol que trajo la sociedad industrial. Ya el naturalista Carlos Lineo decía en el siglo XVIII que el café “puede considerarse útil para aquellos que otorgan un mayor valor a ahorrar su tiempo que a mantener su vida y su salud y que se ven obligados a trabajar hasta entrada la noche”.

Los autores comentan que “quizás con la llegada de las máquinas y la era industrial, Europa descubrió la necesidad de una disciplina correspondiente en el ámbito civil: en el siglo XV la gente seguía calculando la hora por la altura del sol o las posiciones de las estrellas, pero a medida que el siglo XVII llegaba a su fin, todo el continente empezó a funcionar cada vez más en base al reloj, y la cafeína fue el analéptico indispensable que permitió a los hombres vivir gobernados por el reloj, entretejer la vida de trabajo de unos y otros y acoplarse entre sí como los dientes del engranaje de una máquina”.

Imagen de la primera cafetería de Viena, abierta por Franciszek Jerzy Kulczycki, quien se valió de los granos de café dejados por los turcos otomanos en su retirada de 1683. Imagen de Zu den Blauen

Hacia 1660 se hizo común en Inglaterra el uso del minutero, que incrementó 15 veces la precisión del tiempo a la par que el consumo de cafeína se expandía en Venecia, París, Ámsterdam y Londres. “En esa Europa aturdida por el alcohol, se proclamaba las bebidas con cafeína como los grandes agentes de la sobriedad que podían liberar al hombre de la intoxicación y los sufrimientos provocados por las bebidas alcohólicas”- relatan B. A. Weinberg y B. K. Bealer.

 Ya entrado el siglo XIX en las ciudades se hizo común el chocolate y el café al desayuno, mientras que en el campo se mantuvo por un buen tiempo el tradicional desayuno de pan con queso acompañado de cerveza o sidra

 LA CONDENA DEL REY

La prohibición del café más antigua que se tiene data es la de Kha’ ir Beg, jefe de la policía de La Meca en 1511, quien vio

Típica casa de café en Londres durante el siglo XVIII

en las conversaciones que se prolongaban en las tradicionales casas de café el germen de revueltas sociales y políticas y un peligro para la salud de los súbditos

Federico el Grande (1712-1786) hizo una campaña contra el grano “promulgó bandos, impuso gravámenes, e incluso creó una escuadra policiaca especial para mantener a sus súbditos a salvo de las amenazas del café a su salud y sus bolsillos”- comentan B. A. Weinberg y B. K. Bealer.

En 1746 en rey Gustavo III de Suecia decretó ilegal el consumo de café y, enfrentado al obvio contrabando que conllevan las prohibiciones, para demostrar los perniciosos efectos del café  ordenó hacer beber tazas de café a un convicto hasta que muriera. Puso a otro convicto bebiendo té como control y dos médicos encargados del estudio. Paso el tiempo, el rey fue asesinado, los médicos murieron, el condenado a beber té falleció a los 83 años. Sólo sobrevivió el condenado a beber café.

La prohibición duró hasta 1820 y hoy Suecia es uno de los principales consumidores de café del mundo.

En diciembre de 1675, Carlos II de Inglaterra promulga un edicto que prohíbe las casas de café en Londres. La proclama real decía ”el gran recurso de personas ociosas y desleales (…) ha generado muchos efectos malos y peligrosos; tanto para muchos mercaderes como para otros; que allí pierden mucho de su tiempo, que podría emplearse, y probablemente se emplearía, en profesiones y negocios lícitos, pero también porque en tales casas (…) se elaboran diversos informes falsos, maliciosos y escandalosos que se distribuyen en el extranjero para difamar al gobierno de su Majestad y para la perturbación de la paz y tranquilidad del reino”.

Enfrentado a los comerciantes, el edicto de Carlos II duró sólo 11 días.

 La preocupación por la salud de las poblaciones muchas veces esconde el miedo al debate y el disenso. Así como en La Meca de Kha’ ir Beg o el Londres de Carlos II, los espacios de socialización y las bebidas que acompañan la plática no son adecuadas para los ojos del poder. “La casa del café, que cambia, se adapta y diversifica, merece el reconocimiento como la institución más proteica de la historia. En la casa del café se reunían los hombres que planearon las revoluciones estadounidense, francesa, rusa y china” – comentan los autores de El mundo de la cafeína.

 Hoy la idea de intercambio de ideas como un foro es  el origen de que a los  cibercafés les llamemos como tales.

 AFEMINAMIENTO E IMPOTENCIA

 

El médico alemán Simon Pauli publicó Commentarius de Abusu Tabaci et Herbae Thee (1635) que entre el listado de efectos negativos que atribuía al café, al té y al chocolate era provocar afeminamiento e impotencia. Otros médicos hablaban de esterilidad en las mujeres.

 Octave Guelliot publicó Del cafeísmo crónico 1890, descrito por los autores del libro como “una extraña amalgama de la ciencia victoriana y una recapitulación de la casa del horror del siglo XVII de Pauli”. Guelliot acusa al café de causar insomnio, dispepsia, estremecimientos, melancolía (como en esa época se le llamaba a lo hoy rotulado como depresión), neumonía, pérdida de apetito, dolores de pierna, pérdida de la libido y ojos brillantes.

 Como todas las drogas, la cafeína también tiene su Prohibition Party hoy. En EE.UU. está Caffeine Anonymus, algo así como Cafeinómanos Anónimos, con un programa de doce pasos para los adictos a la cafeína. Otros más radicales son los de Caffeine Prevention Plus (Prevención Ultra Cafeína), cuyo horizonte es la prohibición del café. Y argumentos no les faltan a estos templados contemporáneos: dicen que la cafeína es responsable del 25 por ciento de malas decisiones en los negocios británicos y del 50 por ciento de que se agraven las disputas maritales en EE.UU.

 CAFEÍNA

 Según B. A. Weinberg y B. K. Bealer, el 75 por ciento de los niños nacen con cantidades detectables decafeína en el torrente sanguíneo. No en vano el alcaloide, ya sea en una taza de café, en bebidas energéticas, en latas de gaseosas o en pastillas, es la droga más cotidiana del mundo actual.

Bennett Alan Weinberg y Bonnie K. Bealer concluyen el libro con una pormenorizada revisión de los efectos de la cafeína en los sistemas cardiovascular y respiratorio, la fertilidad, las enfermedades congénitas, el ejercicio, la depresión, el sueño, la memoria y los estados de alerta. También entregan un completo cuadro que transparenta las dosis de cafeína en los alimentos.

El médico alemán Simon Pauli publicó Commentarius de Abusu Tabaci et Herbae Thee (1635) que entre el listado de efectos negativos que atribuía al café, al té y al chocolate era provocar afeminamiento e impotencia. Otros médicos hablaban de esterilidad en las mujeres.

Octave Guelliot publicó Del cafeísmo crónico 1890, descrito por los autores del libro como “una extraña amalgama de la ciencia victoriana y una recapitulación de la casa del horror del siglo XVII de Pauli”. Guelliot acusa al café de causar insomnio, dispepsia, estremecimientos, melancolía (como en esa época se le llamaba a lo hoy rotulado como depresión), neumonía, pérdida de apetito, dolores de pierna, pérdida de la libido y ojos brillantes.

Como todas las drogas, la cafeína también tiene su Prohibition Party hoy. En EE.UU. está Caffeine Anonymus, algo así como Cafeinómanos Anónimos, con un programa de doce pasos para los adictos a la cafeína. Otros más radicales son los de Caffeine Prevention Plus (Prevención Ultra Cafeína), cuyo horizonte es la prohibición del café. Y argumentos no les faltan a estos templados contemporáneos: dicen que la cafeína es responsable del 25 por ciento de malas decisiones en los negocios británicos y del 50 por ciento de que se agraven las disputas maritales en EE.UU.

CAFEÍNA

Según B. A. Weinberg y B. K. Bealer, el 75 por ciento de los niños nacen con cantidades detectables decafeína en el torrente sanguíneo. No en vano el alcaloide, ya sea en una taza de café, en bebidas energéticas, en latas de gaseosas o en pastillas, es la droga más cotidiana del mundo actual.

Bennett Alan Weinberg y Bonnie K. Bealer concluyen el libro con una pormenorizada revisión de los efectos de la cafeína en los sistemas cardiovascular y respiratorio, la fertilidad, las enfermedades congénitas, el ejercicio, la depresión, el sueño, la memoria y los estados de alerta. También entregan un completo cuadro que transparenta las dosis de cafeína en los alimentos.

 Mauricio Becerra R. - @kalidoscop

LA PROHIBICION DEL CAFE EN 1756

Aveces los políticos piensa de forma muy extraña y ven como algo racional el prohibir cierto tipo de plantas. De eso se trata esta historia, de una planta que tiene leves efectos sobre la mente humana cuando se ingiere y que por lo tanto se puede considerar un "medicamento". La planta en cuestión es igual a cualquier otra especie vegetal, con hojas y flores, y fue prohibida por razones políticas y de poder en Suecia.

El hecho de que se prohibiera esta supuesta droga producto de ciertos juegos de poder no significa que no tuviera detractores y antagonistas reales. Muchos nunca se refirieron a ella en términos de uso, sino sólo de abuso. Incluso afirmaron que devastaría la economía nacional.

En una famosa presentación de una autoridad local, la planta de la que hablamos fue descrita como una "droga de entrada" al abuso de sustancias más serias, e incluso se describió con detalle su uso indebido.

Gran parte de la población optó por hacer caso omiso de las recomendaciones de las autoridades locales y siguió consumiendo esta planta. Muchas tiendas se instalaron para que la gente pudiera consumirla en secreto. Incluso algunos lo hacían a escondidas en sus hogares.

En respuesta a esto, el gobierno sueco usó agentes especiales que se infiltraban a estas reuniones y patrullaban las calles buscando el olor característico de la planta con el fin de detener a los "abusadores". Durante el último período de la prohibición se crearon salidas para disfrutar de la droga en el bosque, lejos de los rastreadores y la ciudad.

No tomó mucho tiempo para que la gente se diera cuenta de lo absolutamente absurdo que era la prohibición y la idea de que era una "droga de entrada". La ley contra la planta de café, promulgada el 4 de noviembre de 1756 en Suecia -por ridículo que suene- se suspendió de forma intermitente hasta que fue finalmente derogada en 1823.  Aún así, muchos querían que la prohibición total se re-promulgara, con los mismos argumentos otra vez. El comercio de cafe fue reglamentado en 1951 y su consumo ha sido permitido desde entonces.

UNA HISTORIA DEL CAFE - LIBRO

SERIE: LA HISTORIA DEL CAFÉ - NUEVO LIBRO.

www.youblisher.com/p/503232-Historia-del-Cafe-en-Marcala/

LA HISTORIA DEL CAFÉ SOLUBLE

Patente café soluble. Los primeros datos en materia de patentes sobre el café soluble datan de 1771 en Gran Bretaña, pero tanto ésta primera patente como algunas otras invenciones posteriores fracasaron. Fue a principios del siglo XX cuando el químico estadounidense de origen japonés Satori Kato creó con éxito el primer café soluble estable. Esta invención fue patentada en la oficina norteamericana de patentes asignándosele el número  735777. En Concreto se solicitó el 17 de Abril de 1901 y se concedió el 11 de Agosto 1903. El cesionario original de esta patente fue la compañía KATO COFFEE COM.

PATENTE CAFÉ SOLUBLE. PRIMERA PATENTE.

En el siguiente enlace tenemos acceso a la memoria completa de la patente original de Satori Kato: US735777 de Satori Kato.

Pocos años más tarde, el químico inglés George Constant Washington perfeccionó el proceso e inventó el primer café listo para beber que se comercializó masivamente. 

Desde entonces el café soluble fue utilizado con éxito por el ejército, de hecho, está documentado como los soldados bajo las duras condiciones de batalla agradecían cada taza, pero la gloria comercial no llegó hasta 1938, cuando la firma suiza Nestlé, que había comprado décadas atrás la patente de Satori Kato, empezó a distribuir mundialmente café soluble con una formula mejorada por el científico Max Morgenthaler bajo la marca registrada Nescafé.

Con el tiempo se ha concatenado una larga serie de mejoras técnicas relacionadas con el café soluble, para rentabilizar su producción, conservación y sobre todo el sabor y también se han concedido múltiples patentes en esta materia.

Esta evolución técnica, asociada a las inversiones en su protección bajo patentes, se refleja también en las cifras comerciales donde a día de hoy la marca Nescafé, la más innovadora de todas, continua como líder absoluta en el mercado del café soluble.

Las patentes asociadas a la comercialización del café soluble constituyen un excelente ejemplo de patentes con historia de éxito pues sus avances técnicos fueron aprovechados por la sociedad en general y ofrecieron y ofrecen a su titular una gran ventaja competitiva en el mercado internacional.

LA HISTORIA DEL CAFÉ

Los Orígenes

La primera planta de café tuvo su origen en el Cuerno de África. Las tribus nativas tenían la costumbre de mezclar las bayas de café molido con grasa animal en pequeñas bolas, que luego eran utilizadas para dar energía a los guerreros durante las batallas. En esos tiempos, se creía que las propiedades estimulantes del café eran una especie de éxtasis religioso.
La bebida adquirió una reputación mística, llena de secretos y asociada con curas y doctores. Dos leyendas emergieron para explicar el descubrimiento de los mágicos granos. Cuenta la primera, que un pastor de cabras notó que sus animales se animaban más que de costumbre cuando ingerían las cerezas rojas de un arbusto silvestre. Llevado por la curiosidad, probó él mismo las cerezas. Más tarde, un grupo de monjes lo vería bailando con sus cabras, encantado por los efectos vigorizantes del café. Pronto los monjes empezaron a hervir los granos y a utilizar el líquido en sus ceremonias, para permanecer despiertos durante toda la noche. Según la otra leyenda, un musulmán fue condenado por sus enemigos a vagar por el desierto. En su delirio, el hombre escuchó una voz que le ordenaba comer la fruta de un árbol de café cercano. Intentó ablandar los granos en agua y como no lo consiguió, simplemente bebió el líquido. Interpretando su supervivencia y energía como un signo de Allah, volvió con su gente a difundir su fe y la milagrosa receta.

Difusión en todo el mundo


Hacia el siglo XV comenzó el cultivo de café y durante los siglos posteriores la provincia de Yemen en Arabia fue la principal proveedora en el mundo. La demanda de café era muy alta y los granos que salían del Puerto de Mocha en Yemen estaban controlados, pues ninguna planta fértil podía ser exportada. A pesar de las restricciones, los peregrinos de la Meca llevaban a su país las plantas de café de contrabando y pronto se empezó a cosechar en India. 
El café llegó a Europa a través de Venecia, donde se comerciaban perfumes, té, tintes y tejidos a través de los mercantes de la Ruta de las Especias, ya que muchos mercantes europeos se acostumbraron a tomarlo en el extranjero y lo llevaban de vuelta a esa ciudad. La bebida ganó popularidad cuando se empezó a vender en los mercados callejeros. La demanda de café hizo florecer su producción también fuera de su zona de origen. En el siglo XVII, los holandeses introdujeron el cultivo de café en sus colonias en Indonesia y los franceses fueron los primeros en crear plantaciones en Latinoamérica. Hoy en día, el café es el segundo producto de consumo más comercializado del planeta ¡superado sólo por el petróleo!

EL CAFÉ EN EL PERÚ

Guillermo Westreicher H.
gwestreicher@diariogestion.com.pe

¿A cuánto asciende el consumo per cápita de caféen nuestro país?
Tenemos una historia accidentada. Hace cuarenta años era de 1kg por persona, pero por diversos factores cayó. En el 2002 estábamos en 250 gr per cápita. Ahora, por el esfuerzo de los productores, estamos en 700 gr per cápita, es decir, se ha triplicado el consumo en la última década.

¿En cuánto puede subir el consumo interno?
En los próximos diez años podemos llegar a 1.5 kg per cápita. Esto significa un fuerte movimiento en la industria, principalmente de cafés de calidad y peruanos. El mercado local puede ser un complemento para los ingresos de los productores. Estamos muy contentos por las fuertes inversiones en cafeterías y formación de baristas. Además, los hoteles cinco estrellas están valorando el café peruano.

Los hoteles preferían ofrecer café colombiano…
Y ahora los colombianos están consumiendo mucho café peruano, es más, está llegando a ser la tercera parte de su consumo. Es nuestro cuarto mercado de destino.

¿Cuál es el principal reto de los cafetaleros peruanos?
Nuestras áreas están ampliándose, pero requerimos atacar frontalmente el tema de la productividad, sino la caficultura peruana no es sostenible. Debemos desarrollar productos de acuerdo con la capacidad financiera de los productores. El 90% de la caficultura en nuestro país corresponde al minifundio. Su capacidad financiera es limitada. Deben rejuvenecerse los cafetales. Renovar una hectárea no requiere menos de 5 mil dólares.

¿Cómo facilitar el crédito a los caficultores?
Acceder a fondos no es fácil. La banca privada no financia proyectos de mediano y largo plazo en el café. Agrobanco es un proyecto que requiere mejorar su gestión y recursos. Finalmente, la banca internacional no tiene en su agenda el tema, y menos con la crisis. Entonces, debemos ser ingeniosos al buscar fuentes de financiamiento, y debe acompañarse con soporte técnico.

¿Faltan especialistas en café en nuestro país?
Esa es otra gran carencia, porque en nuestro país las universidades no forman gente especializada en café. Recién están comenzando a instalarse institutos, y en la JNC hemos asumido la responsabilidad de formar técnicos de mando medio que lleven la tarea de renovación de plantaciones y soporte técnico a grupos organizados que se conviertan en locomotoras de desarrollo. La asociatividad debe ser una alternativa.

¿A cuánto debería aumentar la productividad de nuestras plantaciones?
En los próximos diez años nuestra productividad podría llegar a 20 quintales por hectárea, equivalente a 900 o mil kg por hectárea. En los programas de la JNC llegaremos en cuatro años a 1,500 kg por hectárea. Eso es alentador, pero todos los países apuestan por el café menos Perú. Estamos fuera de la agenda del Estado.

¿Hay preocupación por la crisis? ¿Están buscando nuevos mercados?
En el café hay poco por descubrir la pregunta es: ¿Cómo nos posicionamos en el mercado internacional? Hay tres elementos claves: generar confianza en los importadores sobre la sostenibilidad y continuidad de un café de calidad, dirigirnos a mercados emergentes como Asia o los países nórdicos donde pagan mejor y no tenemos una presencia importante, y el desarrollo del mercado interno. El 10% o 15% de la producción debería quedarse en el país.

EL CAFÉ, BENDITA BEBIDA

Bendita bebida, infusión de magia. Mi afición por el café cae en el culto, dudé en escribir sobre el café porque sentía que era como publicar una carta de amor, cursi. Sin embargo pocas bebidas tienen tanta historia y tanto poder como el café. El mito del descubrimiento del café tiene algo de milagroso y algo de maligno. Se dice que un devoto pastor etíope llevaba a pastar a sus cabras fervientemente día tras día, hasta un día en que tras varias horas de no encontrar a sus cabras (se le fueron las cabras), las encontró vueltas locas masticando una frutilla del color del corazón, él un tanto curioso por el extraño comportamiento de las cabras y un tanto encantado por el color de tan extraña fruta que decidió probarla, descubriendo así el café. El relato tiene algo de bíblico y algo de maligno, como jardín del edén.

A partir de este momento se puede contar la historia del café como la historia de la humanidad, originario de África el café migró a Medio Oriente, ahí se hizo bebida de pecadores y magos, pero seducidos por su aroma, jeques y sultanes hicieron que el Sharia omitiera en sus reglas la bendita droga. De ahí el café invadió junto con los ejércitos árabes Europa occidental, atrapando sobretodo a los italianos que inventaron una forma de preparación que le quita lo maligno y deja lo más bondadoso del café, el espresso, una bebida fuerte de gran aroma pero con muy poca cafeína, servida en taza pequeña para evitar que usted quiera arruinarla agregando agua. Mi favorito.

Calificada como “bebida de musulmanes” el café tardó en encantar al europeo pero sería su mayor consumidor y su mayor defensor. Cafeterías abrieron por toda Europa, remplazando a los bares y al vino. El café le quitó lo alcohólico a Europa. Las cafeterías desde entonces y hasta el momento han sido sitio de gestación de movimientos literarios, revolucionarios y políticos. El café como bebida social, como bebida intelectual, como oscura bebida que aclara la mente, el café como símbolo de cambio y revolución.

Y de la misma manera que llegó a Europa mediante invasiones, el café llegó a nuestras sagradas tierras latinoamericanas, aquí encontró su mejor tierra de cultivo y se perfeccionó creando los mejores granos de café del mundo entero; el café chiapaneco y colombiano son valorados (por mi) como de los mejores. A pesadumbre propia hoy los latinoamericanos tomamos muy poco café, un europeo de a pie como usted y como yo, acostumbra tomar alrededor de 8kg de café al año mientras que nosotros mexicanos no alcanzamos el primer kilo.

Beba café, beba historia.Por Pablo Daniel G Cortés @plasticgallery

PERÚ EXPORTADOR DE BUEN CAFÉ

Lima.- Perú, que se ha consolidado como uno de los principales países exportadores de café, con ventas de unos seis millones 300 mil quintales, tendrá en el 2012 un excelente año, vaticinó hoy el líder de los productores de la selva peruana.

El presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios del Valle Alto Mayo (APAVAM), Eddy Cervera, dijo a Notimex que tienen perspectivas muy halagadoras ya que las plantaciones de café tuvieron una buena floración y no fueron afectados por la broca.

Según datos oficiales, se prevé que este año los productores peruanos capten unos mil 600 millones de dólares por la venta del aromático grano.

“Tuvimos poco verano y eso favoreció ya que la producción no se ha `vaneado´ (granos sin peso) y en todo el valle hay unas 70 mil hectáreas que apuntan a una buena producción que será destinado al mercado de Europa y Estados Unidos”, indicó Cervera.

Otros productores del distrito de Pichari, en la andina región del Cusco, participan desde este martes y hasta el jueves en el III Curso de Intercambio de Experiencias en el Cultivo de Café con el objetivo de buscar la implementación de proyectos que eleven la producción.

Perú logró en 2011 colocarse en la liga de los principales países exportadores de café, al lograr un volumen de ventas de seis millones 300 mil quintales en el período enero-diciembre, por un valor de mil 550 millones de dólares.

La Junta Nacional del Café detalló que estas cifras constituyen un récord en la historia cafetalera peruana.

En 2011 se cosecharon seis millones 750 mil quintales de café oro, de los cuales 450 mil quintales quedaron para el consumo nacional y otras mínimas exportaciones.

La producción del año pasado representó un incremento del 29 por ciento en relación al año 2010, cuando fue de cinco millones 250 mil quintales, merced a las inversiones que los pequeños agricultores ejecutaron en fertilización, poda y manejo adecuado de plantaciones.

En Perú el rendimiento actual es de 796 kilos por hectárea, contra 635 kilos del 2010, lo que representa un incremento de 25 por ciento en productividad.

En la actualidad 165 mil familias de pequeños productores se dedican a la exportación del grano a pesar que el 65 por ciento de sus plantaciones superan los 20 años de explotación, y por tanto su productividad no es ciento por ciento adecuada.