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INDUSTRIAS DE ALIMENTOS - NUTRICION

UN ERROR HISTORICO

NOTA: NO IMPORTA NUESTRA MODESTA OPINION NI LA DE LOS INVOLUCRADOS EN ESTE LAMENTABLE ERROR. NADIE VA A PODER DETENER EL AVANCE DE LA CIENCIA.

LOS INVESTIGADORES SON POR LO GENERAL BUENAS PERSONAS Y SU TRABAJO TIENE COMO FINALIDAD ALCANZAR MEJORES CONDICIONES DE VIDA...

EN LOS PROXIMOS AÑOS NOS VAMOS A LAMENTAR DE REPETIR LA HISTORIA TANTAS VECES CONTADA... Y SIN EMBARGO SE MUEVE...  

La República - Luego de un largo debate y semanas de entrampamiento en comisiones, el pleno del Congreso aprobó por fin el esperado dictamen que establece una moratoria de 10 años para el ingreso de semillas transgénicas al país. Con prudencia, el proyecto exonera de esa moratoria a la investigación en espacios confinados, a los productos farmacéuticos y veterinarios que los contengan y que se rijan por tratados internacionales de los que el Perú es parte.

También se exonera a los productos derivados importados para fines de alimentación directa humana y animal o para su procesamiento. Finalmente, la norma aprobada establece que los transgénicos que están excluidos de la moratoria no estarán exonerados del análisis de riesgos previo a la autorización de uso. Algunos otros dispositivos, como el etiquetado previniendo que un producto contiene elementos transgénicos, han sido dejados para el reglamento.

Llega así a su fin un debate iniciado en el gobierno anterior y que enfrentó entonces a los ministros de Agricultura y de Medio Ambiente, pues el primero defendió la introducción de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) al país y el segundo se opuso con fundadas razones. Fue el ministro del Ambiente de entonces, Antonio Brack, quien propuso la moratoria de un decenio, que inicialmente fue aprobada por el anterior Congreso y luego vetada por el presidente Alan García. 

Existía la fundada sospecha de que lobbies próximos a las transnacionales que controlan las patentes de los OGM y también los plaguicidas –en especial la poderosa Monsanto– defendían billetera en mano los intereses de un mercado que mueve quince mil millones de dólares al año. Desde entonces, más de una decena de regiones se pronunciaron contra la importación de transgénicos, algo muy razonable, ya que el Perú es el octavo país del planeta con mayor biodiversidad y los OGN la amenazaban.

Pues ocurre que los OGM, a cambio de un 4% de mayor resistencia a las plagas, generan una pérdida irreparable de biodiversidad, ya que una vez que se les introduce en un medio, sus semillas se mezclan por polinización con los cultivos oriundos y crean híbridos de los que no hay modo de librarse. El Perú, país megadiverso, carece de registros de las miles de especies que integran esta diversidad. Solo en Lambayeque se han ubicado 8 tipos de maíz, los que serían sacrificados si se cumple el designio suicida de implantar maíz transgénico en el Norte.

El vertiginoso avance de la agroexportación demuestra que estamos al inicio de una revolución en el campo de los cultivos orgánicos, la única capaz de sacar de la pobreza al campesinado rural, por lo general minifundista, que se vuelca a estos cultivos, con mercado mundial asegurado. El Congreso ha aprobado una norma fundamental para nuestro futuro, ahora toca al ministerio ambiental –y no al de Agricultura– reglamentarla.

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