VARIEDADES DE QUESOS
Los quesos varían en textura, sabor y uso. Hay que conocer las características de cada uno para sacarle el máximo provecho.
FABIANA JUÁREZ - REUTERS |
El queso ha ido evolucionando y se ha transformado en un producto gourmet de primer nivel. Hay distintas variedades, cada una con sabor, textura y uso diferentes. Es conveniente conocer las características de cada una para aprovecharlas al máximo. Quesos blandos: Contienen mucha materia grasa y humedad. Su textura es muy cremosa, lo que permite extenderlos con facilidad. Deben ser elásticos al tacto y tener un olor similar al de las nueces. No se deben comprar aquellos con el interior blanco amarillento o con un fuerte olor a amoníaco. Pertenecen a esta variedad el Camembert, el Cuartirolo y el Fontina. En esta clasificación también entran los semiblandos como el Port Salut y el Mozzarella. Estos quesos son ideales para incorporar en pizzas, budines, terrinas, arroces, polentas y fondeau. Quesos duros: Son muy grasos pero con escasa humedad. Pueden tener sabores suaves o fuertes y texturas flexibles o desmenuzadas. Algunos quesos de este tipo tienen agujeros producidos por una bacteria durante la maduración. Pertenecen a esta clasificación el Emmenthal, el Parmesano, el Raggianito, el Sardo, el Provolone y el Pecorino. También se incluyen los semiduros como el Chedar, el Fontina y el Pategrás. Al momento de comprarlos hay que cerciorarse que no estén muy salados o amargos. Los quesos duros son ideales para rallar, preparar salsas y gratinar carnes. Los semiduros, para fondeu. Quesos azules: Son aquellos a los que se les introduce un cultivo bacteriano para generar las características vetas azules. Son de sabor intenso. No deben oler a amoníaco ni tener sabor terroso y muy salado. Pertenecen a esta variedad el Roquefort y el Cabrales (dos de los más usados en San Juan). Son ideales para incorporar en tablas de quesos y entradas frías. Nunca se deben combinar con otro tipo de queso porque su sabor es invasivo. Quesos frescos: Son quesos sin madurar y sin corteza, cuya consistencia varía desde la cremosa y homogénea hasta una mucho más densa. El queso fresco debe ser húmedo, blando y sin signos de moho. Pertenecen a esta variedad el Crema, el Mascarpone, la Ricota y el Fundido. Estos quesos son ideales para incorporar en ensaladas y elaborar salsas livianas y frías para acompañar carnes. Queso de cabra y de oveja. Son los quesos preparados con leche de cabra y oveja. El primero tiene un sabor muy intenso, y el segundo uno mucho más suave. Ambos quesos son ideales para incorporar en tablas, entradas y cualquier plato frío. |
Frase destacada "Una simple ensalada a la que se agregan algunos trocitos de queso fresco adquiere una categoría de gran plato. El uso culinario de los quesos es inagotable, y si se emplean correctamente se pueden lograr recetas exquisitas". Daniel Imparado, chef. |
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eladuo -