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INDUSTRIAS DE ALIMENTOS - NUTRICION

FAST FOOD EN USA

La comida rápida es la salvación de muchos. (FOTO: J. Emilio Flores/ La Opinión)  
Por: Rúben Moreno - Impre.com - Comer en un restaurante a la carta o elegir uno donde predomine la rapidez del servicio conlleva, además de fijarse en el valor nutricional, mirar al bolsillo.

Cada vez están siendo más los residentes que se inclinan por esta segunda opción. Los establecimientos de comida rápida se han convertido en la tabla de salvación para aquellos que buscan estirar el dinero no sólo a la hora de salir fuera sino también simplemente a la hora de poder comer.

Un reciente estudio realizado por Research International lo confirma: los clientes más frecuentes tienden a consumir más comida rápida ahora debido a la presión económica, atraídos por los menús más baratos.

"El 40% de la población está de acuerdo en que comer en restaurantes de comida rápida es más barato que hacerlo en casa, y el 50% de ellos se inclina por los menús de un dólar", dijo a La Opinión Alexander Kleijngled, vicepresidente de la compañía consultora.

"Mucha gente está tomando decisiones basada en la presión de sus propios presupuestos, y cuando salen a comer fuera prefieren hacerlo en un restaurante de comida rápida que no sentarse en uno con mesa y mantel", señaló el economista Jack Kyser.

Desde una hamburguesa con queso por un dólar hasta una con triple carne por 6.99 dólares, los restaurantes de comida rápida ofrecen toda una gama de hamburguesas con diferentes ingredientes, y la opción de acompañarlas con papas fritas y bebida. Pero las dificultades económicas están haciendo además que casi siempre los usuarios terminen pidiendo lo que menos cuesta.

"Está viniendo más gente a comprar que antes, pero las ganancias han ido bajando porque de todo, todo… lo que más piden ahora son la hamburguesa de un dólar", dijo Susana Espejel, encargada de turno de un Jack in the Box en Downey, compañía cuyos beneficios bajaron un 3% entre abril y junio de este año

Aunque no a todas las compañías les ha ido igual. Sirva de ejemplo que la corporación McDonald’s reportó ganancias netas de 1,190 millones de dólares durante el segundo trimestre de este año, frente a los 711 millones que sufrió de pérdidas el pasado año por estas mismas fechas.

De acuerdo con el reporte de Research International, cada residente gasta de promedio al año unos 500 dólares en comida rápida. Estimando un valor de 6.5 dólares por un menú completo, suponen 76 hamburguesas consumidas por cliente. O 462 minihamburguesas en el caso de las más baratas, después de impuestos.

Más de la mitad de la población elige comida rápida una vez a la semana y el 20% de ella la consume cada dos días.

Mientras aguardaba su turno en la fila de In&Out, José López, un joven de 27 años, confesó que acude a los restaurantes de comida rápida entre dos y tres veces por semana, mientras que sólo lo hace como mucho dos veces al mes en los restaurantes regulares.

"Y cuando vengo no gasto más de seis dólares en un combo. Eso ya sería de locos", dijo el joven.

Durante el pasado mes, según el estudio, el 57% del país acudió a algunos de los restaurantes de la cadena McDonald’s, mientras que un 37% hizo lo propio en Subway y un 36% en Burger King.

"Mucha gente puede estar tentada de comer comida rápida más a menudo desde que este tipo de menús ofrecen comidas de relleno a bajos precios. Pero desafortunadamente, sólo ofrece lo que llamamos calorías vacías, porque no incluyen vitaminas ni minerales, y sí mucha cantidad de energía que fácilmente queda acumulada como grasa en el cuerpo", señaló Cathy Hsu, promotora nutricionista de California Food Policy Advocates. "Con los altos precios y la situación económica, comer saludable se está convirtiendo en una tarea cada vez más difícil para la gente de California".

Mientras que la cadena Subway es una de las compañías de comida rápida que ofrece los menús más nutritivos o saludables, otros restaurantes como In&Out sólo sirven hamburguesas con papas fritas y bebida.

"Pero ni siquiera los restaurantes que ofrecen las opciones más saludables están incluidas en los menús más baratos, y los clientes no es siempre lo que eligen", añadió Hsu. "Sabemos que particularmente los niños están comiendo más comida rápida que cualquier otra, en patrones superiores a los que hemos visto en años anteriores", dijo Helen Lee, investigadora experta en obesidad, del Instituto de Políticas Públicas de California. "Y aunque puedan resultar más convenientes por falta de tiempo, esas comidas no son saludables para mantener una buena salud a largo tiempo"

En los restaurantes de Burger King se pueden comprar ensaladas de lechuga y vegetales desde un dólar. La más cara, que incluye pollo, cuesta $4.49, aunque "la gente sigue prefiriendo la hamburguesa de un dólar", señaló Silvia García, cajera de esta cadena. "A los niños tenemos la opción de cambiarles las papas por trocitos de manzana".

"Cada vez más personas demandan menús más saludables y los restaurantes de comida rápida van cumpliendo con esos esfuerzos, pero sucede que cuando el niño llega al restaurante prefiere pedir la comida chatarra de la hamburguesa y las papitas en lugar de la ensalada", dijo Kyser, vicepresidenta de la Corporación de Desarrollo Económico del Condado de Los Ángeles.

Sin embargo, todavía hay quien, pese a las dificultades económicas, sigue viendo la cocina de casa como el lugar más rentable para dar de comer a los suyos.

"Si vamos a McDonald’s es por algún antojo de los chiquillos… y le compramos lo más barato para entretenerles la lombriz", dijo Rafael Félix, padre de seis hijos al que no le alcanza el dinero porque "de cada cinco dólares que gano tengo que gastar siete".

"Pero en casa se pueden hacer comidas igual o más baratas, sean sopas o frijoles, que además llevan el amor de mi esposa", añadió.

Otra alternativa para comer saludable es recurrir a los bancos regionales de alimentos. El que sirve a la población de Los Ángeles ha visto aumentar en un 18% la cantidad de comida distribuida hasta ahora entre el pasado año y el presente.

"De 8.4 millones de libras de comida hemos pasado a dar 9.8 millones de libras", indicó Jeff Dronkers, portavoz del banco alimenticio. "Pero sobre todo, tratamos de buscar comidas que les ayudan porque sean nutritivas, no sólo algo con lo que se llenen el estómago".

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