LA HISTORIA DEL CHOCOLATE - LA CONQUISTA
01 - EL CACAO Y LA CONQUISTA - MEXICO
POR: JORGE EDUARDO JIMÉNEZ – EL DIARIO DE TABASCO
VILLAHERMOSA - TABASCO
A Hernán Cortés no le desagradó la idea de que el dinero pudiera cosecharse de los árboles. Entre los productos del Nuevo Mundo que captaron más la atención del conquistador en México había unos granos de cierto fruto con la forma y el color de las almendras. (1)
No se puede saber con certeza pero es muy probable que Cortés se haya encontrado con el cacao y con el chocolate desde que fue bien recibido en las casas de los habitantes de la zona costera de lo que hoy es Veracruz. Es decir, desde que se encontró con el "Cacique gordo" en Cempoala, pudo ser que Cortés y sus hombres fueran convidados con la bebida más preciada de aquel mundo.
La guía y lengua del conquistador, la mujer de cuya boca salían todas las explicaciones del mundo nuevo para los españoles, Doña Marina, conocida por los indígenas como Malintzin, debió de explicar a Cortés el aprecio que todos tenían hacia la bebida preparada con los granos del cacao, y de cómo éstos, provenientes de las plantaciones en las zonas costeras, eran utilizados como moneda internacional y de uso corriente.
El cacao hace su aparición para la historia de Occidente en los diarios de Cristóbal Colón, donde éste cuenta cómo en 1502, en su cuarto y último viaje hacia lo que él siempre consideró que eran las Indias, él y sus hombres incautaron el cargamento que una canoa comercial indígena que viajaba cerca de la costa de Honduras. Colón describe al producto transportado como una especie de almendras que era obvio que los indígenas consideraban de gran aprecio.
Pero fue Hernán Cortés el primero en registrar para la historia occidental la importancia que tenía el cacao. En la segunda carta que dirigió a su emperador Carlos V. Cortés narra cómo, de camino a Tenochtitlan, después de la masacre que él perpetró con los nobles de Cholula, el tlatoani azteca, Moctezuma, impresionado, atónito, le envía algunos presentes en forma de platos de oro, piezas de ropa, gallinas, pan y chocolate, al que Cortés describe como "cacao, que es cierto brebaje que ellos beben". (2).
Más adelante, en la misma "Segunda Carta de Relación", Cortés narra que tras llegar a Tenochtitlan y apresar a su anfitrión Moctezuma, para desasosiego del pueblo mexica, este recibe la petición, o la orden, de plantar un huerto como regalo para el sacro Emperador Romano. Según Cortés, Moctezuma hizo que en sólo dos meses estuviera listo en una provincia un huerto con maíz, frijoles y árboles de cacao. Cortés se extiende en la descripción de este último: "Es una fruta como almendras, que ellos venden molida y la tienen en tanto, que se trata por moneda en toda la tierra y con ella se compran todas las cosas necesarias en los mercados y otras partes". (3).
Hernán Cortés comprendió la importancia del uso del cacao como moneda y pensaba aprovechar esta costumbre indígena, pues ordenó a algunos de sus hombres fundar una plantación, que fue establecida en Chinantla, hoy en el sur del estado de Puebla. Allí, Cortés esperaba cosechar dinero para utilizarlo en el mundo que acababa de descubrir (4).
Algunos historiadores han aventurado la hipótesis de que Hernán Cortés no deseaba originalmente destruir a la civilización mexica, sino que tenía planes para crear un reino indígena-español, cristiano pero auténticamente mestizo, que él gobernaría a nombre del Emperador Carlos V.(5)
Esta interpretación, se apoya en el hecho de que tras haber apresado a Moctezuma, los españoles y los aztecas vivieron en una especie de idilio, en que la vida de los habitantes de Tenochtitlan trascurrió sin ningún disturbio aparente durante seis largos meses, mientras el dócil tlatoani azteca fungía como una figura simbólica de soberanía que garantizaba la paz y el orden.
Por eso, según esta hipótesis, Cortés concibió la idea de seguir utilizando para el nuevo país que conquistaba la moneda del cacao para las transacciones locales. Una moneda que paradójicamente no podía ser atesorada por ningún ser avaricioso puesto que su duración no era eterna como la del oro.
Pero fuera cierto o no que Cortés pensó seguir utilizando la costumbre del cacao como moneda de cambio en la tierra conquistada, en España, la corte del Emperador se hubiera carcajeado de tal idea. Lo que los europeos deseaban eran todo el oro y la plata que las nuevas tierras pudieran entregar, y el poder que esos metales preciosos y las tierras traen consigo.
(1) En 1753, el naturalista sueco, Carlos Linneo dio al árbol del cacao el nombre científico de Theobroma cacao. La primera palabra es griega y significa 'alimento de los dioses'. Linneo conocía el mito maya de que el cacao era el alimento de las divinidades. Kukulcán --Quetzalcóatl en náhuatl-- lo dio como un regalo a los hombres y por ello fue expulsado del paraíso.
(2) CORTÉS. Segunda Carta de Relación
(3) Idem.
(4) MIRALLES. Juan. Hernán Cortés. Tusquets. Madrid, 2001
(5) DUVERGER, Christian. Cortés. Aguilar. México, 2005.
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