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INDUSTRIAS DE ALIMENTOS - NUTRICION

09 ESPECIAS

EL AZAFRÁN

Programa de Maestría del Instituto de los Andes

Hierbas, Especias y Flores

Ing. Jaime Ariansen Céspedes

AZAFRAN. Son utilizadas las estigmas secas de la flor del azafrán, árbol llamado Saffron Crocus. Oriunda de Grecia, aromática, picante y ligeramente amarga. Proporciona a las comidas un color amarillo intenso. Es una de las especias más caras del mundo. Se necesitan más de 100 mil flores para obtener un kilo de especia. Se emplea en gastronomía en pequeñas cantidades.

 

Los árabes llevaron esta planta hacia España, y fue cultivada en el Mediterráneo. Los reyes babilonios, medos y persas, llevaban calzados teñidos con  azafrán, que se utilizaba también para teñir los vestidos. En la Edad Media, casi un tercio de las recetas de cocina empleaban el azafrán.  La cocina española lo usa como ingrediente principal de la paella, se usa también en la bullabesa, pescados al horno, arroz a la milanesa y algunos cus-cus.

 

La especia fue llevada a Catay por los invasores mongoles y en la actualidad se cultiva principalmente en España, Sicilia, Italia, Irán y el valle de Cachemira.

 

En el Cantar de los Cantares del Rey Salomón fueron presentadas las virtudes del azafrán; con estas flores también se hacían guirnaldas para los banquetes y las procesiones religiosas egipcias y persas. Los griegos cubrían sus salones, patios y teatros con flores de azafrán para perfumar el ambiente y era además el color real en las primeras épocas. Homero canta a los “Amaneceres azafranados”, y las deidades, los héroes y las ninfas se vestían con ropa de ese color, que únicamente fue superado por el rojo brillante obtenido por la cultura peruana precolombina en sus inmejorables textiles.

 

Los romanos utilizaban el azafrán en sus baños y después de los festines descansaban sobre costosas almohadas rellenas de azafrán, en la creencia de que éstas flores les evitarían ¡las resacas! Las calles de Roma fueron cubiertas de flores de azafrán cuando Nerón hizo su entrada en la ciudad, y Cleopatra las utilizaba como hierba cosmética.

 

Poco después de que muriera Buda, sus sacerdotes designaron el azafrán como el color oficial de sus hábitos y continúa siendo el signo característico de sus devotos. En Cachemira, el cultivo del azafrán fue durante mucho tiempo monopolio del Rajá.

 

En el Siglo XIII el azafrán valía bastante más que su peso en oro.  En la Edad Media la adulteración de esta especie, considerada delito, era castigada con la pena de ser enterrado vivo. Existe una leyenda que cuenta que en tiempos del Rey Eduardo III, un peregrino inglés, que se dirigiría a Cachemira, robó un bulbo de azafrán arriesgando su vida y lo ocultó entre sus cosas. Lo llevó hasta su casa de Walden, Essex, donde lo plantó y luego floreció. Tanto prosperó el comercio del azafrán de Walden, así bautizado, que en 1694 este lugar se convirtió en un municipio libre.

 

En el Siglo XVI, en Inglaterra, se solía decir al hablar de alguna persona alegre y divertida que había “dormido en un saco de azafrán”.  Según la advertencia de Culpeper podía causar “Carcajadas inmoderadas y convulsas que llevaban a la muerte” 

EL AJO

Programa de Maestría del Instituto de los Andes

Hierbas, Especias y Flores

Ing. Jaime Ariansen Céspedes

AJO. De origen asiático, conocido desde la antigüedad por sus propiedades curativas. Muy apreciada por griegos y romanos, pero recién con las Cruzadas se hizo conocido por toda Europa, considerándolo como una panacea contra plagas y otros  males.  En Italia, es uno de los ingredientes clásicos.

 

En nuestros días, el ajo es un condimento universal que goza de gran popularidad en los países Mediterráneos y de la América del Sur. En las cocinas como la de Francia y China cumple un papel muy importante, ya sea crudo, en aderezo de salsas y aliño de ensaladas; cocido, en salsas y verduras, acompañando algunas carnes o bien en embutidos y ciertos pescados.

 

El ajo se ha venido cultivando en Oriente durante siglos y, en fecha tan temprana como el 2000 A.C. fue considerado uno de los ingredientes principales  en la cocina e indispensables en medicina. En la India, se emplea en mayores cantidades.

 

Los antiguos egipcios, cuando hacían juramentos, invocaban al ajo como una deidad, e incluso le dedicaban culto; era tan sagrado que a sus sacerdotes no les estaba permitido comerlo. A los esclavos que construyeron la Pirámide de Keops les dieron de comer dientes de ajos todos los días para mantenerlos fuertes, además de puerros y cebollas. Los egipcios acostumbraban a dejar pequeñas figuras de ajos hechas de arcilla en las tumbas ordinarias y, en la tumba de Tutankamon, se encontraron seis cabezas de ajo verdaderas, probablemente puestas allí para mantener alejados a los espíritus malignos.

 

Los soldados griegos y romanos masticaban grandes cantidades de él para aumentar su fortaleza, y solían aplicarle el sobrenombre de “rosa maloliente”. Tradicionalmente, los atletas griegos masticaban también un diente de ajo antes de competir en los juegos olímpicos. Los griegos consideraban al ajo alimento apropiado para una diosa, y los colocaban ceremoniosamente sobre montones de piedras en los cruces de las carreteras como ofrenda a Hécate. Los recolectores de raíces de la antigua Grecia rendían homenaje al poder mágico del ajo  consumiendo grandes cantidades de él antes de proceder a cortar determinadas hierbas.

 

En la Odisea de Homero, el dios Hermes recomienda ajo a Ulises para que lo utilice como conjuro contra Circe, y éste fue el que hizo que la bruja se enamorase apasionadamente de él, permitiéndole así escapar al destino de sus compañeros, que fueron todos transformados en cerdos.

 

El ajo era una de las cuatrocientas especies recogidas por el “padre de la medicina”. Hipócrates, quien en el siglo quinto A.C. descubrió sus verdaderas propiedades medicinales y curativas. También describió Hipócrates su toxicidad: “El ajo causa flatulencia, una sensación de calor en el pecho y una pesada sensación en la cabeza; excita la ansiedad y aumenta cualquier dolor que pueda haber presente. Sin embargo, posee la buena cualidad de aumentar la secreción de orina”. Galeno, el gran seguidor de Hipócrates, lo llamaba “curalotodo”.

 

Virgilio, poeta romano, describe los poderes medicinales del ajo cuando cuenta cómo Thestylis exprimía el jugo de tomillo y ajo silvestre y lo administraba a sus recolectores como medida profiláctica contra las picaduras de serpientes; y Plinio, decía que “el ajo tomado en vino, es un remedio para la mordedura de las musarañas”. El ajo troceado y mezclado con aceite curará las úlceras purulentas de la cabeza”.

 

El ajo fue introducido en Gran Bretaña por los romanos. Durante la edad oscura probablemente sólo se cultivó en los huertos de los monasterios. En la Edad Media debido al interés anglosajón por las hierbas y especies vegetales, el ajo adquirió popularidad, conociéndolo con el nombre de molu, en emulación de la fabulosa y mágica planta de Homero.

 

El nombre de “moly” fue aplicado subsiguientemente a una diversidad de plantas que se suponía eran idénticas a la moly de Homero, especialmente el ajo silvestre, Allium moly, planta nativa del Sur de Europa e introducida en Inglaterra en 1597.

 

En Inglaterra se comienza a cultivar en 1540. En tiempos isabelinos, era considerado alimento de campesinos. Se le conocía corrientemente como “la medicina del pobre, de especial valor para los hombres del mar, debido a su poder de calmar la disposición a vomitar”. Bullein, en su Book of Simples (Libro de plantas) de 1562, lo consideraba una tosca forma de medicina y de lo más desagradable “para las bellas damas” que “prefieren dulces alientos seguidos de suaves palabras”.

 

Alfonso, rey de Castilla en el siglo XIV, no podía soportar su olor y, cuando instituyó una orden de caballería, hizo escribir en los estatutos ¡qué ningún caballero que hubiese comido ajo podría acercarse a él al menos durante de un mes! John Evelyn, el articulista del siglo XVII, aborrecía el ajo: “Tenemos terminantemente prohibida su inclusión en nuestras ensaladas por causa de su hedor, que desde tiempos antiguos lo ha hecho tan detestable que él comerlo era parte del castigo impuesto a los que habían cometido los más horribles crímenes”.

 

En los Estados Unidos, se celebra el Festival del Ajo anualmente en Gilroy, California. Se organiza el “Baile de cuadra de Exprimir el ajo”, el torneo de tenis “Me Encanta ese Ajo”, la “Gran Galopada del Ajo” y el “Asombroso Concurso de Bicicletas”. Coronan a una Reina del Ajo y hay un concurso de “Mis Ajo” para deleite de los espectadores. Más de cien puestos de comidas compiten en el “Gran Concurso de Recetas de Cocina con Ajo”, que desprende el olor de cientos de kilos de ajos; y hay también concursos de enristrar ajos, de descabezar ajos y de comer palomitas de maíz al ajo. Letreros publicitarios en coches proclaman que “La vida sin ajo no tiene sabor”.

 

El periódico The Garlic Times (Los tiempos del ajo), publicado en California, está dedicado por completo a noticias relativas al ajo.

 

CLASIFICACION DE LA PIMIENTA

LA PIMIENTA

(1) Como pimienta se conoce a una gran variedad de plantas cuyo fruto se emplea molido como especia picante en gastronomía:

por antonomasia, a cualquiera de las especies del género Piper, la pimienta del Viejo Mundo, en especial:

la más extendida de estas especies, de la que se extrae la pimienta negra, blanca, y verde, Piper nigrum;

la pimienta bengálica o larga, Piper longum, de origen índico y poco usada;

la pimienta de Java o de Cubeba, Piper cubeba, empleada tradicionalmente como medicamento;

la pimienta de Guinea, Piper guineense;

la pimienta índica, Piper betel;

(2) A varias especies americanas, que los conquistadores confundieron con la ansiada pimienta oriental:

la pimienta de Jamaica, Pimenta dioica, llamada allspice en inglés por su rico aroma, reminiscente del clavo y la canela;

la falsa pimienta, pimienta del Brasil o aroeira, Schinus terebinthifolius (sin. Schinus molle), pariente en realidad del pistacho y el lentisco;

la pimienta de Cayena o roja, el polvo molido de los frutos secos de varias especies de chiles picantes;

(3) A varias especies del Viejo Mundo sin relación con Piper:

la pimienta africana o de Etiopía, Xylopia aethiopica;

la pimienta malagueta o guayabita, Pimenta racemosa; bayas que provienen del árbol de malagueta, originario de las Antillas y las Guayanas, sus múltiples aromas conjugan el de las especias como la pimienta, canela, nuez moscada, clavo de olor y jengibre;

la pimienta de Sichuán o sansho, Zanthoxylum piperitum, nativa de Extremo Oriente, cuyas semillas tostadas y molidas se emplean como condimento;

la pimienta de Tasmania, Tasmannia lanceolata, un árbol nativo de Oceanía cuyas bayas y hojas tienen un intenso aroma;

el árbol de baya de pimienta, Cryptocarya obovata, cuyo fruto es similar en aspecto a la pimienta de Tasmania, pero tóxico para el ser humano;

la pimienta acuática, Persicaria hydropiper (sin. Polygonum hydropiper), una hierba de las islas británicas cuyas hojas tienen un intenso sabor picante;

la pimienta de los monjes o sauzgatillo, Vitex agnus-castus, un arbusto cuya drupa negruzca se empleó medicinalmente;

la pimienta de muros o siempreviva picante, Sedum acre, una planta suculenta ornamental.

El nombre común de la planta Capsicum annuum

UNA PIZCA DE PIMIENTA

Una pizca de pimienta
 
Esa intensa sensación: Destinadas a aromatizar y dar color y sabor a platos en todas las cocinas del mundo, las especias han sido codiciadas durante milenios. Han abierto rutas, levantado imperios y aún mantienen ese halo enigmático. Entre ellas, la pimienta aporta ese toque de originalidad que hace única a cada comida.
La naturaleza ha provisto una inimaginable gama de sabores, aromas, texturas y colores que la gastronomía combina para hacer surgir fascinantes sensaciones. Así los diferentes pueblos no sólo han saciado sus necesidades nutritivas, también han buscado claves de trascendencia y remedio para sus dolencias. Y es allí donde las especias entran en escena como aliadas de médicos y brujos, incluso aparecen en textos sagrados como moneda de cambio y en países como China y la India son el ingrediente básico en toda receta.
 

LA RUTA DE LA PIMIENTA
El principal dato sobre el origen de la pimienta se menciona en escritos antiguos de la India. Desde allí el comercio la distribuyó a Malasia e Indonesia. Más tarde, llegaría también al Nuevo Mundo.
Tan antigua como curiosa, se cree que hacia el siglo V - antes de Cristo - la pimienta llegó a Europa. Los griegos y los romanos recaudaban impuestos en pimienta (también la sal era medida del "salario") y la describían en sus tratados, considerándola un medicamento bueno para el estómago, paa abrir el apetito y estornudar e incluso con propiedades afrodisíacas.
A comienzos del siglo XV, Venecia controlaba las rutas comerciales de la pimienta proveniente de Alejandría. Este monopolio animó a los portugueses para buscar una ruta marítima por el oeste. Después de periplos y descubrimientos por la costa africana, una expedición al mando de Vasco de Gama llegó a Calcuta a finales del 1400 y Portugal tomó el control del mercado de la pimienta.
En Africa también se cultivada la llamada "pimienta de Guinea", conocida también como "granos del paraíso", que durante los siglos XIV y XV intentó ser un sustituto más barato de la pimienta original. A principios del siglo XVII Inglaterra creó la compañía inglesa de las Indias orientales, ara contrarrestar el control económico de los holandeses, es a partir de este siglo cuando Portugal pierde el monopolio de la pimienta.
Pero más tarde, al bajar los precios, la pimienta se convirtió en una especia al alcance de todos, y sus comercio se hizo más fluído.
 

LA HISTORIA EN TIERRAS AMERICANAS
En América se conoce la pimienta de Jamaica (Pimienta dioica), que crece en México, Guatemala, Belice y Jamaica. Los frutos de este árbol son racimos de pequeñas bayas que se recolectan aún verdes. Se las deja secar hasta que adquieren un tono pardo semejante a los granos de la pimienta tradicional. La pimienta de Jamaica tiene aroma agradable que recuerda los olores del clavo, la canela y la nuez moscada. Su nombre inglés "all spice" alude a este sabor y olor compuesto y los franceses la conocen como "quatre épices".
Los nativos prehispánicos de Jamaica la utilizaban para curar y conservar carne y la especia era conocida como "boucan". Más tarde, los europeos que curaban la carne al estilo nativo fueron llamados "boucanniers", nombre que después se castellanizó y derivó en bucanero. Las primeras noticias de importación de estas pimientas a Europa datan del 1600, y se destinaban especialmente a sustituir al cardamomo, otra especia muy costosa. A partir de la conquista de Jamaica por Inglaterra, la producción de la pimienta de Jamaica se tomó en serio y la exportación ganó auge a partir de 1737.
Otros datos hablan de un explorador español, Francisco Hernández, que viajó por México y alrededor de 1570 descubrió el árbol en la región de Tabasco y lo llamó piper Tabasci, que también fue conocido como "pimienta de Chiapas".
 

HORA DE ENCENDER SENSACIONES
Con un origen plagado de historias de viajes y aromas y sabores exóticos dignos de tales peripecias, la pimienta sigue siendo ese toque intenso que sugiere combinaciones y posibilidades en cada receta.
Aunque la invitación está siempre en pie, los que conocen de pimientas aseguran que el mejor modo de emplearla sigue siendo el clásico: dar unas vueltas al molinillo por encima del plato poco antes de servir. Ese inconfundible aroma será el más efectivo llamado.
 
MIL Y UNA PIMIENTAS
A pesar de que se conocen varios tipos de pimienta, se trata de la misma semilla; la diferencia reside en el momento de maduración en que se recolectan los granos y el proceso que reciben. Son semillas redondas pequeñas que se pueden usar enteras o en polvo.
Si se recogen las bayas antes de estar maduras y se dejan secar al sol, fermentan, se arrugan y oscurecen hasta volverse marrones: es lo que conocemos como pimienta negra. Si se dejan madurar las bayas en la planta, adquieren un color rojizo, en este punto se la conoce como pimienta rosa que si bien no tiene un gran desarrollo aromático, es apreciada por su color. Después de recolectarlas, se mojan en agua de mar, se les quita la cáscara y el núcleo interior es de color blanco. Esto se pone a secar y de este modo se obtiene la pimienta blanca.
 
PIMIENTA NEGRA (Piper nigrum):
Es la más fuerte en aroma y es ligeramente picante con un dejo dulzón. La pimienta negra puede lavarse y secarse antes de molerla. Debe guardarse en lugares oscuros, a temperaturas moderadas y con baja humedad. La pimienta molida requiere guardarse en recipientes sellados; la no molida guardarse más de un año siempre y cuando esté en un lugar fresco y lejos de la luz. Cuanto más molida está la pimienta, más aroma pierde, pues sus aceites se volatilizan más fácilmente.
 
PIMIENTA VERDE:
Esta pimienta tiene un sabor algo más suave y frutal, aunque picante. La pimienta verde y la gorda son my similares, a excepción de su color, tienen un sabor más dulzón similar al clavo de olor. Los especialistas afirman que su sabor, algo menos fuerte que el de la pimienta negra, le sienta bien especialmente a algunas carnes y pescados y con ella los platos ganan en colorido.
 
PIMIENTA BLANCA:
En grano, es más picante que la negra pero con aromas y sabores menos intensos. A diferencia de la pimienta verde, está despojada de la cáscara. Su sabor es más suave que el de la pimienta negra. El mayor uso de la pimienta blanca es por su apariencia, especialmente en aquellas salsas en las que la pimienta negra resaltaría.
 
PIMIENTA ROSA:
Es algo más suave que la negra, y se utiliza para decorar platos. Puede conseguirse en diferentes tonos, siendo la más atractiva la de color rojo.
 
PIMIENTA DE JAMAICA:
También llamada "All Spice" o "cuatro especias" por su sabor a clavo, canela, jengibre y nuez moscada. Pese a las apariencias, procede de una planta que no es el pimentero. Es buen conservante.
 
PIMIENTA CAYENA:
Los usos y costumbres la llaman "pimienta", pero en realidad es un pimiento de color rojo pálido o amarillo. Es paciente, de sabor punzante y se elabora a partir de chiles originarios de la Guayana Francesa.
 
PIMIENTA LARGA (Piper longum): Es una planta tropical con hojas y flores similares que en la antigüedad sustituyó a la pimienta por su alto precio, hoy prácticamente no se utiliza.
 
PIMIENTA DE SICHUAN: También llamada "fagara", que es en realidad la baya seca de una variedad china de fresno espinoso empleada en este país como especia, tiene aroma de madera y sabor picante.
 
BOUQUET DE PIMIENTAS
Mezcla equilibrada de las pimientas blanca, negra, rosa y verde. Tiene una intensa expresión aromática y debe estar elaborado con suma armonía para que no empaste los molinillos.

HISTORIA DE LA MOSTAZA

POR: CARLOS AZCOYTIA DESDE SEVILLA, ESPAÑA - www.historiacocina.com

La Mostaza es una planta anual de la familia de las crucíferas que crece en toda la cuenca mediterránea, existiendo unas cuarenta especies distintas en la Tierra, sólo teniendo interés gastronómico y médico la llamada mostaza blanca ‘sinapis alba’, la mostaza negra ‘sinapis nigra’ y la llamada mostaza salvaje ‘sinapis arvensis’.

El nombre de mostaza se aplica tanto a la planta como a la semilla y a la salsa hecha con las semillas que se preparan de diversas formas, lo curioso es que el nombre clásico para denominarla en castellano era jenabe, que a su vez venía del latín sinapi, que a su vez viene del griego con el mismo nombre, de ahí la palabra sinapismos, que no es otra cosa que cataplasmas de mostaza aplicadas al pecho como remedio de catarros y otras afecciones pulmonares. El nombre como lo conocemos hoy aparece por primera vez en Francia hacia el año 1220, derivada de la palabra latinas ‘mustum’, así que la primera constancia que se tiene del nombre es ‘moutarde’, los estudiosos de las etimologías dicen que proviene del vocablo popular ‘mustum ardens’ o lo que es lo mismo que decir ‘mosto ardiente’ por tener los romanos la costumbre de añadir, o diluir, granos de mostaza en el zumo de la uva. Lo cierto es que en la misma época aparece en castellano con el nombre de mostaza y en Italia con el de mostrada.

La mostaza se conoce desde muy antiguo y no podría precisar cuando se tiene constancia de la primera cita de esta planta, pero ya en el Nuevo Testamento, en una de las parábolas de Jesucristo, concretamente en San Mateo, capítulo XIII, versículo 31-32), dice: Es semejante el reino de los cielos a un grano de mostaza que toma uno y siembra en el campo; y con ser la más pequeña de todas las semillas, cuando ha crecido es la más grande de todas las hortalizas y llega a hacerse un árbol, de suerte que las aves del cielo vienen a anidar en sus ramas".

Los griegos la utilizaban como planta para condimentar sus platos y Pitágoras la recomendaba por creer que aumentaba la memoria y daba alegría al espíritu; también se sabe que el botánico Teofrasto la cultivaba en los jardines.

Los romanos la tenían tanto como planta medicinal, la consideraban excelente contra los dolores de cabeza o como digestivo, y como condimento, siendo Plinio el que nos indica que era un componente esencial en la elaboración del famoso ‘moretum’. Los romanos la utilizaban en sus vinos especiados y también confitaban en vinagre sus hojas.

Es en la Edad Media cuando toma verdadero auge esta planta en Europa, ya que la cocina se llena de especias, se abusa sobre manera de la condimentación de las carnes, en parte por la dificultad de la cocción y también para disimular, en algunos casos, el gusto dudoso o corrompido de ellas, eran épocas donde el comercio de especias podía hacer rico a un hombre en un solo viaje a Oriente, ver nuestros artículos dedicados a la Ruta de las Especias o el monográfico que dedicamos a Marco Polo, e incluso el artículo titulado ‘Un recorrido de 400 años por la mesa de los monarcas españoles’.

En el siglo XIII se produce y consume en grandes cantidades en toda Europa, siendo las ciudades de Cremona en Italia y Dijon en Francia las que más tierras dedicaron a su cultivo, incluso hasta hoy llega esa costumbre, ya que Dijon, capital de la región de la Borgoña, produce en la actualidad el cincuenta por ciento de la producción total de mostaza en el mundo

Tanto predicamento tenía la mostaza que, a modo de anécdota, contaré un hecho acaecido en el año 1543, según cuenta el cronista  Jean Froissart, cronista de la guerra de los Cien años, referente al ruego de los magistrados de Saint Didier pidiendo que no devastaran las tropas de Eduardo III de Inglaterra las cosechas y los campos temiendo las hambrunas posteriores a lo que les contestó su general Plantagenet: “¡Imposible! Una guerra sin fuego es como una morcilla sin mostaza”.

Como contaba anteriormente la mostaza de Dijon se hizo famosa desde el siglo XIII, siendo al siglo siguiente cuando se consolida como producto de la región haciéndose de forma líquida y seca. Ya en el siglo XVII un tal Savelette fabricó la primera mostaza fina, posteriormente un tal Maille fabricó veinticuatro clases de mostaza: al ajo, a las trufas, al estragón, a la menta, a las anchoas, etc. Su competidor Bardin inventó otras cuarenta formas o clases de mostaza, la mayoría de ellas imposibles de reproducir hoy, como pueden ser  las hechas a las mil flores, a la rosa, a la naranja o a la vainilla. Como vemos un mundo de sabores florece alrededor de la mostaza. En esa época se hace célebre una copla que traducimos del francés y que dice: “Dios nos guarde de tres cosas: Del buey salado sin mostaza. Del criado que se cuida o regala. De una mujer que se maquilla”.

Otra anécdota relaciona con la mostaza la tenemos en Aviñón en el siglo XV cuando el Papa Juan XXII (1314-1334) nombró a un sobrino suyo, el cual era un inútil total, como ‘Primer mostacero del Papa’, para que después el lector se fíe de lo que dice el Vaticano cuando preconiza que las decisiones del Santo Padre son infalibles y que hablan por boca de Dios, sobre este hecho Alphonse Daudet se hace eco en su obra ‘Lettes de mon moulin’.y en Francia existe el dicho “se cree el primer mostacero del Papa” como signo de ser un creído. De esta misma época es el libro del cocinero del rey Carlos VI de Francia Taillevent, titulado ‘Le Viander’ en la por primera vez utiliza mostaza en recetas análogas a las que conocemos hoy.

En España y en el Siglo de Oro la mostaza está presente en la llamada Biblia de la cocina del barroco escrita por Francisco Martínez Motiño, cocinero del rey Felipe III, el libro escrito en 1611 y titulado "Arte de la cocina, pastelería, vizcochería y conservería” donde hay una receta ‘española’ sobre la mostaza que transcribo en su totalidad para recreo de los interesados en el tema:

Tomarás cuatro arrobas de uvas negras, las desgranarás, echarás los granos en un caldero o perol de cobre, ponlos sobre las trévedes con lumbre, y cueza una hora: luego déjalo enfriar y escurre todo el mosto que saliere; luego estruja las uvas todo cuanto pudieres en una estameña: después de haber secado el mosto lo pondrás a cocer, y cueza hasta que mengüe la mitad y un poco más, luego déjalo enfriar, toma una libra de polvo de mostaza que sea muy fina, desátala con vinagre muy fuerte, de manera que se haga una masilla, déjala estar así cosa de seis horas: luego la pondrás en un barreño o perol, ve echando mosto poco a poco, y desatando la mostaza hasta que esté bien rala: luego échala en una olla vidriada y déjala estar un día destapada: luego tápala con un corcho, pónle por encima un pergamino: y el mosto que te sobrare lo has de guardar en una ollita vidriada, muy bien tapada; y cuando la mostaza se endureciere y perdiere la fortaleza, con el arrope que te sobró podrás desatar un poco de polvo de mostaza, habiendo hecho la masilla con vinagre, como está dicho, y aderezarás la mostaza, de manera que no esté dura, y esté picante; y si esta mostaza se te espesare mucho entre año, y no tuvieres arrope, desatarán un poco de polvo de mostaza con un poco de vinagre y un poco de agua, y lo dejarás estar dos o tres horas para que pierda la verdura. Aderezarás Una ollita de mostaza, cosa que puede durar diez o doce días;  y en acabándose esta, adereza otra para otros tantos; y esto se puede hacer porque el arrope con el que se hizo la mostaza estaba tan negro y tan subido de punto, que se vendrá a endulzar a los cuatro o cinco meses; mas tiene buen remedio en lo que tengo dicho, que si esta mostaza se hiciera con mosto de uvas tintas, sacadas del lagar en lagar, sale la mostaza morada, y si las aderezas con mostaza y vinagre, quedaría parda; y si no apurases tanto el arrope, también se corrompería a cosa de tres o cuatro meses después de hecha; y así más vale aderezarla entre año, que no que se eche a perder de manera que no se pueda remediar. En el arrope con que se hace la mostaza podrás echar membrillos cuando se cuece, para que tome aquel gusto; también se suele echar clavo y canela; más yo lo he experimentado y es mejor el arrope como está dicho, sin echar ninguna cosa más que el polvo de la mostaza. Y si quisieres hacer esta mostaza sin hacer la masita del polvo de la mostaza en vinagre, sino echar el polvo en una pieza, y desatarla con el mismo arrope, sin echar gota de vinagre, estará más segura de que no se pierda entre año, haciéndola de esta manera; la echarás en una olla vidriada, la dejarás destapada, veinticuatro horas para que eche la verdina fuera; hará una espuma, que la quitarás con un cucharón; taparás la olla con un corcho, que esté muy justo, y luego un pergamino encima, porque no pierda la fuerza; y si entre año se endulzare se tornará a aderezar como queda dicho anteriormente”.

En la primera Guerra Mundial se hizo tristemente famoso el llamado 'gas mostaza', llamado así porque la iperita tiene un olor y se parece al aceite que suelta la mostaza llamado isotiociato de alilo que es el que le aporta el gusto picante.

El presente de la mostaza es desalentador al estar circunscrita a saborizante de las mal sanas hamburguesas o salchichas de plástico que sirven en los pomposamente llamados restaurantes de comida rápida, aunque todavía predomine el buen gusto en la cocina inglesa en su ‘roast-beef’ o en salsa como la ‘Cumberland’ hecha con Oporto y en la cocina francesa con su salsa ‘Robert’ inventada en el siglo XVIII por Robert Vinot., sigamos dándole la dignidad a este alimento y sirva este artículo como reivindicación del noble arte de la elaboración de este magnífico producto.

CLAVO DE OLOR

SERIE: HIERBAS - ESPECIAS - FLORES 

Familia

:

Mirtáceas

 

Latín

:

Eugenia caryophyllata

 

 

 

 

 

 

 

Inglés

:

Cloves

 

Italiano

:

Garofano

 

 

 

 

 

 

 

Francés

:

Clou de girofle

 

Alemán

:

Gewürznelken

 

Nombres Populares:

Clavo de olor.

 

Nombres Populares:

Árbol que tarda unos veinte años en desarrollarse, con una altura entre doce y quince metros, y que puede seguir produciendo fruto hasta cincuenta años. Sus hojas se parecen bastante a las del laurel, las flores tienen pétalos amarillos.

 

El clavo posee un aroma fuerte, caliente y rico, al probarlo es picante ácido, fuerte y amargo y deja una última sensación de frío en la boca. Al cocinarlo su efecto se suaviza. Acompaña muy bien los platos dulces y los salados, para pastel de pollo frío y guisados de conejo, arenques en escabeche, jamón glaseado, plátanos asados, tartas de manzana y pudines e igualmente en el pan especiado.

 

Hábitat y Recolección:

Su ambiente ideal es el clima de carácter marítimo y tropical.

 

Indonesia produce la mayor cosecha de clavo, le siguen Madagascar, Tanzania, Sri Lanka, Malasia y la isla de Granada.

 

Propiedades Medicinales:

Es tónico, estimulante, carminativo, digestivo, con el agregado de que se le atribuyen propiedades afrodisíacas, además de ser un antiséptico que previene la rancidez de las grasas. Excelente para el enjuague bucal y como repelente de insectos.

Historia:

Su nombre procede del latín clavus, ya que el capullo seco sin abrir recuerda esta forma.

 

Fue una de las grandes especias de la Edad Media.  Originario de las Islas Molucas, se utiliza entero o molido para aromatizar dulces y pasteles; así como carnes, escabeches de pescado y vino caliente.

 

En la Edad Media era muy común la elaboración del Hipocrás, vino caliente especiado, una receta de la época de Ricardo II. Dice: "Poner en infusión en vino, canela en rama, jengibre en polvo, cardamomo entero y clavos, cada cosa contenida por separado en bolsas de estopilla y colgando en el vino".

 

Las crónicas chinas refieren que en el siglo III AC. durante la dinastía Han, cuando los funcionarios de la corte se dirigían al emperador, llevaban clavos en la boca para evitar el mal aliento, incluso sabemos que dicha especia es un anestésico suave para aliviar el dolor de muelas. Los chinos daban a esta planta el nombre de hi sho hiang y la traían del estado de Mogada, en la cuenca del Ganges de la India Oriental, donde desde hacía tiempo se empleaba para condimentar los alimentos, por eso en sánscrito se la conocía bajo la denominación de Iuwunga, y era a su vez importada de las islas del sureste, a dos meses de navegación por el océano. Siglos más tarde, los barcos árabes que recorren las costas del mar de Omán, Golfo De Bengala y el mar de la China, compran esta especia a la que llaman garumfel y que llegará por las rutas comerciales hasta Líbano y Siria. Plinio habla de un cariophillon, literalmente pétalo de nogal aunque no se sabe con seguridad si se trata del mismo clavo. Se sabe que en el año 335 de nuestra era, el emperador Constantino el Grande, obsequia al papa Silvestre I, 150 libras (45 kilos) de cariophillon.

 

El propio Apicio, célebre cocinero romano, menciona el carifolu entre las especias indispensables en las casas que se precien. Durante La Edad Media, el clavo se empleó bastante para intentar librarse de la peste y de los olores fétidos, así durante el siglo XIII, sobre todo la aristocracia, usaba las llamadas manzanas de ámbar que contenían clavo, e igualmente se empleaba el aceite de clavo (eugenol), conseguido mediante destilación, que conservaba muchas de las propiedades de la planta, entre ellas: germicidas, antisépticas y carminativas. Igualmente en los libros de recetas medievales europeos aparece el clavo como uno de sus ingredientes (hasta un 15% aparece en recetarios franceses y cerca del 20% en recetarios ingleses). Así sabemos que la condesa de Leicester (Inglaterra), pagó entre 10 y 12 chelines por una libra de clavos y en las órdenes reales de 1349, relativas a los derechos de entrada a París de ciertos productos, el clavo junto con la canela, pimienta, arroz, anís y azúcar, llegaban en fardos.

 

En 1497 Vasco de Gama, después de cruzar el cabo de Buena Esperanza y fundar la colonia de Mozambique, se detuvo en Mombasa (Kenia) donde el reyezuelo local les informó de que si tenían interés en llegar a Oriente para buscar canela, clavo y especias aromáticas, en su reino las encontrarían en abundancia. Pero no se fiaron y continuaron su camino hacia la India. El sucesor de Vasco de Gama, Alburquerque, recibe la información de la existencia de unas islas productoras de especias, se trataba de las islas Molucas. Precisamente una de las naves de Alburquerque naufraga y una embarcación que se dirigía a Amboina recoge a Serrao, capitán de la nave portuguesa hundida. Magallanes, antiguo oficial con Alburquerque, resentido con el rey Manuel de Portugal, ofrece sus servicios a la corona española con la intención de llegar a las plantaciones de clavo que conocía a través de Serrao.

 

En 1519, Magallanes, el primer hombre que navegó alrededor del Cabo de Hornos, zarpó hacia el Oeste para llegar después de un largo viaje a las Molucas o Islas de las Especias. Dio la vuelta al mundo en sentido contrario pero murió en 1521.

 

En 1522 su barco regresó a Europa cargado de clavo, y sus paisanos, los portugueses, dominaron el comercio con las islas Molucas.

 

El sobrecargo italiano que viajaba con Magallanes, convertido después en cronista, Antonio Pigafetta, describe así el clavero (o árbol del clavo): sus ramas se extienden mucho hacia el medio del tronco, pero en la copa forman una pirámide. La hoja se asemeja a la del laurel y la corteza es de color aceitunado. Los clavos nacen en la punta de las ramitas en grupos de diez a veinte y según la estación, da más fruto en un lado que en otro. Los clavos son blancos al principio, rojizos al madurar y al secarse, negros. Se cosechan dos veces al año, la primera por Navidad y la segunda por San Juan. La nao Victoria cargó suficiente clavo y nuez moscada como para pagar el viaje, además el clavo se pagaba al triple que la pimienta y era igual de fácil de transportar.

 

A finales del siglo XVI, los holandeses que se habían independizado de España envían barcos con destino a las Indias orientales, así en 1602 la compañía holandesa de las indias controla las islas Molucas y el comercio del clavo, expulsando a los portugueses. Poco a poco y con métodos represivos de control férreo de la producción, se apoderaron también de Java, Malaca, Ceilán y las Célebes y firmaron un tratado comercial con Japón. El desarrollo paralelo de la compañía inglesa de las indias y las ambiciones de las dos potencias por controlar la producción y el mercado crearon bastantes desajustes tanto es así que los holandeses destruyeron todos los árboles del clavo de las Molucas excepto en la isla de Amboina que controlaban de cerca. Cualquier intento de transporte, cultivo o posesión eran castigados con la muerte.

 

En 1745 Pierre Poivre, administrador de Isla Mauricio, consiguió con subterfugios sacar algunas semillas de contrabando, que pudieron desarrollarse debidamente y después fueron replantados en otras colonias francesas como Reunión, Martinica y Madagascar. De allí se llevaron a Zanzíbar por un desterrado y el clavo que llevó, le valió el perdón. El sultán de Zanzíbar ordenó plantar clavo y eso llevará a la isla a convertirse en el mayor productor mundial de clavo.

 

En el siglo pasado sabemos que el comercio de clavo entre Zanzíbar y ciudad norteamericana de Salem reportó grandes beneficios. A finales del siglo XIX, los indonesios empezaron a mezclar clavos con el tabaco para hacer cigarrillos conocidos con el nombre de Kretek.

 

Desde épocas remotas en la medicina hindú se prescribían para una enorme cantidad de enfermedades; fiebre, dispepsia, trastornos cerebrales, como tónico cardiaco y para aliviar dolencias estomacales, renales e intestinales. El aceite de clavo se utilizaba en casos de parálisis y también para los dolores neurálgicos y reumáticos.

 

Los nativos de las Islas Molucas reverenciaban a los claveros y plantaban uno cada vez que nacía una criatura. Si el árbol prosperaba, lo mismo ocurriría con un niño. Los pequeños también eran protegidos de las influencias malignas y de las enfermedades infantiles con un collar de clavos.  Según las tradiciones del lugar, hay que plantar los árboles cuando no haya luna y sacudirlos durante los eclipses. Los indígenas usan de una a cuatro flores de clavero como marca de distinción, según sus distintos grados de nobleza; como si fueran condecoraciones.

 

Tips:

Ø      Para perfumar agradablemente cualquier tipo de caldo o sopa, utilizarlo clavado en una cebolla.

 

Gastronomía:

ä   Receta Nº 1

 

Manjarblanco de Palllares

 

 

 

 

 

 

 

Ingredientes:

 

 

Pallares

 

½ Kilo

Leche evaporada

 

1 Taza

Azúcar

 

3 Tazas

Canela

 

1 Palito

Clavos de olor

 

3 Unidades

 

 

 

 

Preparación:

 

1. Poner a remojar los pallares desde un día antes. Cocerlos, pelarlos y licuarlos.

 2. Verterlos en una olla a fuego mediano e incorporar la leche, clavo de olor y azúcar. Mover constantemente hasta que esté a punto. Retirar y verter sobre dulceras espolvoreando canela molida.

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La Gastronomía: Ensaladas, Sopas, Suflés, Pastas, Arroces, Pizzas, Pescados, Carnes, Aves, Salsas, etc.

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COMENTANDO LA HISTORIA - 2

Por Alejandro Maglione
lanacion.com

Lo prometido. Como le había prometido en la nota anterior a ésta, vamos a continuar con el tema que nos ocupa: las hierbas y especias.

Repasando la historia. Ampliando un poco la historia, estos aditamentos a los alimentos que se consumían, tenían también otras razones importantísimas, que era el enmascarar los olores y sabores que se derivaban de la falta de frescura de algunos alimentos, especialmente si eran provenientes de la caza. Los animalitos a veces se demoraban días en ser consumidos y comenzaban a tener un tufillo que más que sospechoso era una cochinada. Entonces, los sabios cocineros de entonces, ponían un poquito de esto, mucho de aquello, meta fuego y fuego, con larguísimas cocciones y la cosa pasaba de largo. No hay relatos sobre como reaccionaban los hígados y estómagos de los comensales, con estas ingestas casi infectas.

Aún hoy, en los países tropicales se aprovechan sus virtudes antimicrobianas y antibacterianas, y todos los estudios realizados coinciden en esta coincidencia entre la utilización de especias y los climas cálidos.

También la historia hay que nutrirla con un poco más de historias de piratas y corsarios. Una de piratas. Porque el asunto pasaba por el valor exorbitante que tenían estos condimentos, que despertaban la codicia del más pintado.

Justamente, la zona del Lejano Oriente, por donde están Malasia, Guinea e Indonesia, viene quedando el estrecho de Malaca, donde los muchachos de la bandera negra con calavera al aire, se daban sin piedad para ver quien se quedaba con los sacos de pimienta negra y otras yerbas; y fue justamente la búsqueda de mares más mansos, es que el corsario que llegaría a ser Sir Francis Drake, se dio una vuelta por nuestros mares del sur, pasando por las Malvinas, buscando la ruta de Magallanes, y entrarle a la zona geográfica por el otro lado, y así esquivar los cañonazos que lo estaban esperando.

Blanqueando el achaque. Finalmente vino el blanqueo de este robarse unos a otros, y así Inglaterra fundó lo que se llamó la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, que terminaría por colonizar la India y Ceilán. Y Holanda le contestó con la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (como verá: cero imaginación) que se manejaría por Sumatra y Java. Todo esto ya a principios del siglo XVII. Es decir, como diríamos hoy: empezaron a trabajar en blanco...

Consejo técnico. Antes de continuar con el listado de hierbas y especias, le cuento que lo mejor para secarlas si las consigue o produce frescas y quiere conservarlas, hágalo de manera totalmente natural, sin agregarle calor artificialmente de ningún tipo, y guardar en frascos herméticos. El calor excesivo volatiliza los terpenos y no sé que otras cosas, que son los grandes responsables de los aromas y sabores que buscamos al usarlas. Es por esto, que el mejor consejo es siempre agregarlas al final de las cocciones para que estén el menor tiempo posible en contacto con el calor intenso de los hornos o cacerolas. Además tenga cuidado de no mezclar demasiadas especias en un mismo plato, porque terminará por confundir hasta el más refinado de los paladares.

Y veamos cómo sigue la lista de productos:

Enebro: sus bayas tienen fama de ser eficientes contra los espíritus malignos. Y uno de sus usos principales es el de aromatizar la ginebra, a partir del aceite destilado de sus bayas. Su uso es machacando las bayas y poniéndolas en forma medida, porque sus virtudes son muy penetrantes.

Eneldo: parecida, pero no igual a la anterior, sus virtudes históricas han sido como sedante, especialmente para los bebes quejosos de malestar en sus barriguitas. Sus semillas se utilizan tanto en ensaladas como en repostería. Si por acaso le da la gana de ponerlas en un guiso, hágalo al momento de retirarlo del fuego, ya que, como otras que hemos visto, no son amigas del calor intenso. No falta quien use hasta sus hojas para aromatizar algún tipo de vinagre.

Estragón: el emblema de la haût cuisine de los ?80, donde el debate pasaba por si era mejor la variedad rusa o la francesa. Tiene un lejano parentesco en su sabor con el anís. Sus hojas se utilizan tanto frescas como secas, y tanto en pollos como en pescados. Los años de las salsas démi-glâce era frecuente ver aparecer lomos con su fragancia penetrante.

Hinojo: a pesar de que existen muchas variedades, todas tienen un parentesco en aroma y sabor que hace que no sea necesario ser muy específico a cual nos estamos refiriendo. Muy utilizado en panadería por los europeos, tiene la ventaja que se usa toda la planta y para variados usos. Sus hojas en ensaladas, sus tallos como guarnición de distintos platos, sus semillas para agregar a panes y pasteles. En fin, un todo terreno en su rubro.

Jengibre: (Zingiber officinalis) Originario de la India, es otro todo terreno. Es un rizoma que puede ser blanco o gris. El gris es más aromático. Se lo puede consumir como se desee, si bien a mí me gusta más rallado fresco. Todavía conservo en casa unas latas que lo presentan en pequeñas rodajas abrillantadas, para acompañar el café. Hay que tener paladar fuerte, porque su picante se hace notar con contundencia. Condimento fundamental del curry. Su versatilidad hace que en Inglaterra se lo utilice para producir el afamado Gin, y suelen aromatizar cerveza con él, luego de transformarlo en polvo.

Laurel: (Laurus nosilis) es un bien conocido por nuestras amas de casa, que hacen que nunca falte una de sus hojas en las salsas que preparan. La tradición dice que es de mala suerte encontrárselo en su plato, por lo que la cortesía consiste en asegurarse que salió de la salsa antes de servirla. Puestas sus ramas frescas en corona, era el premio de poetas y atletas de la antigüedad.

Majorana: (Majorana hortensis) también conocida como mejorana. Muy utilizada en la Europa Central, sazonando salsas y en los rellenos de aves.

Menta: la más conocida es la Menta rotundifolia, pero existen varias variedades entre las cuales adaptar el gusto de cada uno, como la Melisa, que tiene una presencia cítrica sumamente intensa. Se usa absolutamente para todo. Un vinagre en base a melisa y miel, es un aderezo de ensaladas espectacular. Se toma como infusión. O bien se prepara esa salsa tan británica para el cordero. Son célebres los licores que se preparan con ellas.

Mostaza: (Brassica nigra, Sinapis alba, Brassica juncea). Quizás la más conocida y aplicada de las especias. La mostaza negra es mucho más aromática que la blanca, pero hay que usarla con más cuidado. Con la blanca se hacen unas salsas con los granos enteros, muy interesantes. Ahora está apareciendo la mostaza castaña, que se está prefiriendo más que nada por su facilidad de cultivo. Se puede utilizar en multiplicidad de platos, e incluso postres, pero hay que tener la precaución habitual de colocarla a último momento para conservar su aroma y sabor en plenitud. La ciudad francesa de Dijon tiene una variedad de mostazas que cuentan hasta con denominación de origen. Hay una que la llaman "Fireman" (bombero), que es TAN picante, que conozco una sola boca salvaje, que la consume sola con cuchara, y esta boca antiflama pertenece a Enrique Avogadro. En realidad, Enrique es un salamandra auténtico, porque siempre orilla el fuego, pero nunca termina de quemarse?(piense un poco, y verá que usted también tiene su salamandra entre sus amigos).

Nuez moscada y macis: (Mystirica fragrans) es el fruto de un arbusto tropical, que tiene en su interior una semilla que es la nuez moscada propiamente dicha, y viene envuelta en una cubierta rojiza, que al secarse toma un color anaranjado, que se conoce como macis. El macis es más caro que la propia nuez moscada. La nuez moscada es mejor usarla entera y rallarla en el momento, con unos ralladores muy pequeños producidos para este uso. En nuestro país no es fácil encontrar macis, pero si lo consigue, no deje de usarlo para agregar en polvo a una salsa bechamel, papas o bien verduras en general. En cambio la nuez moscada se lleva bien con todo, incluso postres, como por ejemplo, el arroz con leche.

Orégano: no necesita presentación. Es de muy fácil cultivo en macetas, y la diferencia entre el fresco y el seco es tan grande, que vale la pena el mínimo esfuerzo de tenerlo en su cocina. Por algo la palabra griega que lo identifica significa "montaña de alegría".

Pimentón: (Capsicum tetragorum) muchos se sorprenderán si les digo que es originario del Brasil y es polvo de pimientos desecados. Sobre todo se sorprenderán los españoles como Emilio Quesada, ya que se consideran sus descubridores. Puede ser dulce y picante, y éste depende de la cantidad de semillas que se hayan utilizado en su elaboración, debido a que allí está quid de este asunto, por su contenido de capsaicina, una sustancia relacionada con las neuronas y la liberación de endorfinas. Se usa para todo, y en España está presente en todo embutido de precio.

Pimentón de Cayena: (Capsicum longum) Se diferencia del anterior porque proviene del pimiento conocido como Guindilla, que todos sabemos que puede hacernos decir palabrotas si cae en nuestra boca desprevenido. Se lo usa cuando queremos realzar el picor de una salsa; con quesos y hasta para preparar una buena mayonesa picante.

Pimienta Negra: (Piper nigrum) Se obtiene de las bayas del pimentero. Se cosechan antes de madurar totalmente y se secan al sol, hasta que quedan arrugadas y ennegrecidas. La pimienta blanca es la misma, pero a la que se le ha sacado la cascarilla negra a los granos cosechados de bayas maduras. La afamada pimienta verde de los años ?80, otro must de los cocineros de entonces, son las bayas del pimentero pero sin madurar. Se usa en todo, sabiendo que el grado de picor va de mayor a menor: de la negra, luego la blanca y finalmente la verde. En embutidos se usa la negra, y sino pregúntele a los adictos a los buenos salames, que de tanto en tanto las muelas se tascan un buen grano y queda la lengua picando.

Pimienta de Jamaica: (Pimenta officinalis) técnicamente no pertenece a la familia de la pimienta. En rigor reúne una mezcla de aromas y sabores increíble, de allí que los ingleses la llamen all spíces (todas las especies) y los franceses Quatre-épices (cuatro especias: canela, clavo, nuez moscada y jengibre). En mi cocina nunca falta un frasco a mano.

Pimienta Rosa: se obtiene del árbol rioplatense conocido como el Aguaribay. En la Recoleta hay uno de donde el Gato Dumas hacía su cosecha anual cuando florecía. Su aroma y sabor es extremadamente suave.

Romero: (Rosmarinus officinalis) fue interesante ver que en la primera nota alguien dijo que en Córdoba no existían especias de ningún tipo. Una pena que no se dé un paseíto por las sierras, porque entre muchas otras hierbas, se encontrará con el romero por todos lados. Excelente condimento para las carnes, siempre mejor fresco, también los paisanos lo usan como infusión para controlar la presión arterial. Norberto Vinelli lo pone fresco sobre las brasas del asado, y el humo que se genera impregna con su sabor a la carne.

Salvia: (Salvia officinalis) quien no ha comido una pasta con nada más que aceite de oliva apenas entibiado y con unas hojas de salvia apenas picada dentro, no sabe lo que se ha perdido hasta ahora.

Sésamo: tiene un sabor que recuerda a las avellanas tostadas. Presente en los postres de la cocina árabe, su aceite es muy apreciado en la cocina china. Pero también lo veremos en los panes que utilizan las cadenas de hamburguesas más afamadas.

Vainilla: (Vainilla planifolia) hasta mediados del siglo XIX provenía solo de Méjico, y todo en razón de que la polinización de esta planta era el resultado de un trabajo conjunto entre la abeja melipona y el colibrí, ambos oriundos de aquel país. Cuando se consiguió un método artificial de polinización, pasó a ser Java la mayor productora mundial de vainilla. Todos conocemos su aroma y sabor. Lo mejor es usar sus vainas enteras para darle sabor a las cremas, e incluso suelo poner una vaina dentro de la azucarera y perfuma todo en lo que la usemos posteriormente.

Una vez más, queda mucha tela por cortar en este resumido resumen, faltan docenas de especias por nombrar, y abrir algunos debates sobre temas como, por ejemplo, si existe alguna relación entre el vino que se toma y las especias utilizadas en un determinado plato. Tema muy dado al verso, como todo lo que tiene al vino como protagonista, y sobre el que mis asesores aconsejan mejor no meterse, porque en definitiva nos estamos meneando en el tema de los gustos, sobre el que no hay nada escrito, y no quisiera ser el primero?.a ver si me ligo unos torniscones, al decir de Cervantes.